Ideas

- Pesadilla kafkiana

La gráfica de la versión digital de EL INFORMADOR (VIII-5-19) que ilustra la nota intitulada “Decrece población de Guadalajara; aumenta en Zapopan y Tlajomulco”, fascina y aterra a un tiempo. Objetivamente, se trata de la vista aérea de un complejo de edificios de departamentos ubicado en Zapopan, según el pie de grabado. Fascina porque cualquiera diría que es una versión gigantesca del Cubo de Rubik, con decenas de pequeños rectángulos multicolores en cada una de las caras visibles. Y aterra porque se trata de un complejo habitacional en que si el espectador imagina que una de aquellas miles de minúsculas ventanas es la de su recámara, podría empezar a construir una pesadilla similar a la de Gregorio Samsa, el personaje de La Metamorfosis, de Kafka, que al despertar advierte haberse transformado en un insecto repugnante.

-II-

Generalizar sería necio. Es probable que los habitantes de las colonias residenciales se feliciten por su actual estatus. Es probable que muchos propietarios o simples inquilinos de los microscópicos “depas” de la gráfica aludida -y que se pululan por toda la mancha urbana- vivan mejor hoy que antes… Pero también es probable que si se hiciera una encuesta entre los tapatíos -por nacimiento o por adopción- de cierta antigüedad como tales, la mayoría decidiera que la calidad de vida, suya y de sus congéneres, va en declive.

El crecimiento demográfico natural, la migración y el costo de la vivienda son algunos factores determinantes de la movilidad urbana. La gente trata de vivir donde encuentra más comodidades -en su propia casa o en el entorno-… o  donde buenamente puede. Verbigracia, las colonias residenciales de Zapopan… y las villas-dormitorio de Tlajomulco o Tonalá. De los barrios de la ciudad, muchos se tornan hostiles, incómodos, inhabitables; (piénsese, a guisa de ejemplo, en El Santuario: lo que solía ser… y en lo que degeneró cuando se saturó de seudofarmacias clandestinas).

-III-

Las ciudades -y más si además de grandes son atractivas y prometen oportunidades de empleo y vivienda (aunque uno y otra sean precarios),  como ocurre con la mayoría de los centros urbanos de México y demás países “en vías de desarrollo”- tienen su propia dinámica: se construye donde hay tierra, y se compra (o renta) vivienda donde puede pagarse; espacios antaño habitacionales (como los del Centro de Guadalajara, hogaño degradado, despoblado y ruinoso) se tornan comerciales… e inhabitables.

Moraleja de la historia: “Aquí nos tocó vivir”… para bien o para mal.

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