- Malhechuras
Cualquiera, ya sabiendo de qué lado masca la iguana, podría anticipar el resultado de una nueva “consulta” -como la intentada hace meses- en que se planteara a los habituales o potenciales usuarios del Metro de la Ciudad de México, si los tres más recientes jefes de gobierno capitalino -Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Manera y Claudia Sheinbaum- deberían ser encarcelados a raíz del colapso de la Línea 12 del Metro…
En determinadas circunstancias (los toros y la lucha libre, por ejemplo), el pueblo “bueno y sabio” quiere ver sangre. Cuando ocurren desgracias que cuestan vidas humanas -las 26 víctimas fatales del accidente referido, más decenas de lesionados, algunos de los cuales podrían tener secuelas permanentes-, sobre todo, solo el sacrificio de “chivos expiatorios”, prominentes de preferencia, parece dejar conforme a la turba.
-II-
El primer peritaje sobre las causas del espectacular percance, difundido ayer, confirmó tanto las versiones -basadas en filtraciones… quizá reñidas con la ética, pero no con la verdad- recientemente difundidas por el New York Times, como el sentimiento generalizado de la opinión pública: hubo malhechuras.
A reserva de que un dictamen posterior determine, por principio de cuentas, si el diseño de la obra era el apropiado -hacerlo subterráneo o por superficie eran las otras opciones-, en el difundido ayer se incluye un catálogo de atrocidades: desde cimentación inadecuada, “deformación de vigas, fracturas en diversas trabes y soldaduras”, uso de cementos diferentes, “falta de pernos, soldaduras no concluidas o mal ejecutadas”, hasta que la estructura no correspondía al diseño y planos iniciales de la construcción.
-III-
Claro: ni siquiera las buenas familias están exentas de verse envueltas en historias similares. No solo en la India se descarrilan trenes o se hunden pateras atiborradas de pasajeros, con la consiguiente mortandad; aun en Inglaterra, Alemania o Estados Unidos han ocurrido accidentes verdaderamente catastróficos…
En lo que se cumplen las dos fases pendientes del peritaje -una a mediados de julio, la otra a finales de agosto-, habrá que ver si se pasa de la etapa de determinar causas a la de señalar responsables... y de ésta a la de aplicar sanciones. Porque si hubo errores, negligencias y omisiones que costaron al menos 26 vidas humanas, irreparables todas, los responsables lo fueron de sendos homicidios; no dolosos, ciertamente, pero sí culposos. Y punibles, por tanto.
Colofón: El desenlace de la película, rotundo y terminante, debe ser que el que la hizo, la pague.
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