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- Irresponsable… y necio

En casos así -dicen en el rancho-, “Dios protege a los tarugos”… Que hubiera saldo relativamente blanco (14 personas lesionadas, casi todas policías, con heridas leves) cuando, según las notas periodísticas, “grupos de encapuchados intensificaron las protestas y ocasionaron la intervención de la Policía para contenerlos”, en ocasión de la marcha conmemorativa de los sucesos del 2 de octubre de 1968 en la Ciudad de México, no quita que la decisión de encomendar la seguridad y el orden a 12 mil funcionarios del Gobierno capitalino -burócratas, pues, impreparados para esos menesteres…  y no necesariamente voluntarios, además- hubiera sido, más que simplemente temeraria, altamente irresponsable.

Los daños -lesiones leves, pintas en algunos edificios, destrozos en kioscos de periódicos…- fueron mínimos esta vez, comparados con los actos de vandalismo registrados en las manifestaciones recientes en la misma ciudad. ¿Y si no hubiera sido así…?

-II-

Del supuesto motivo central de la marcha, los medios, en general, no aportan mayor información. Si acaso, que “cuando los autodenominados ‘anarquistas’ arribaron al Zócalo, se desentendieron de los discursos”… ¿A qué iban, entonces, si la marcha tiende a replantear, en cuanto tengan validez aún, las demandas de los manifestantes que fueron brutalmente reprimidos hace 51 años por el tristemente célebre “Batallón Olimpia” en la Plaza de las Tres Culturas…?

El simbólico “Cinturón de paz” -reconocible porque sus integrantes (“incluso algunos acompañados de niños” según las notas de prensa) vestían camisetas blancas en las que el Gobierno capitalino invirtió poco menos de un millón de pesos-, meramente decorativo, ya había sido rebasado y virtualmente desintegrado (muchos se quitaron las camisetas que los identificaban y se retiraron del lugar) cuando los ‘anarquistas’ agredieron verbalmente, lanzaron bombas molotov y pintaron con aerosol los escudos de los policías. Éstos lanzaron gases, “encapsularon” a varios encapuchados y detuvieron a tres de ellos… “que fueron liberados a petición de diversas organizaciones de la sociedad civil”. Por su edad y por su actitud, es difícil suponer que dichos “anarquistas” tuvieran siquiera una remota idea de los episodios que se conmemoraban.

-III-

Utilizar como escudo humano a centenares de burócratas, ante una pandilla (en la acepción de “grupo de personas que se reúnen para realizar desmanes o cometer delitos” que da al vocablo el Código Penal) es tan irresponsable -y tan necio, sobre todo- como pedir a las mamás y los abuelitos que sometan a los delincuentes, o como pretender contenerlos a la voz de “¡Fuchi, guácala…!”.

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