- Idolatría
Paréntesis obligado: la muerte, ayer, de Armando Manzanero, obligó a los medios de comunicación a mover el foco. Los días previos fueron -“a falta de pan…”- de información, hasta el hartazgo, acerca de la llegada, la distribución y la aplicación de las primeras vacunas contra el COVID-19. Y aunque, hasta donde se sabe, el virus que ha puesto de rodillas a la humanidad en pleno terminó por incluir al compositor yucateco en la selecta grupo de sus víctimas ilustres, la noticia de su fallecimiento generó más reacciones de admiración por su trayectoria artística, que de terror por la pandemia que segó su vida.
-II-
Manzanero, de entrada, se suma a la lista de los ídolos de consumo popular que dejaron huella con su obra y sacudieron a millones de admiradores con la noticia de su muerte. Los casos más recientes, entre los mexicanos, serían, casi seguramente, Juan Gabriel (fallecido el 28 de agosto de 2016), José José (fallecido el 28 de septiembre de 2019) y Óscar Chávez (fallecido el pasado 30 de abril)…
Todos ellos, en mayor o menor medida, dejaron huella en su generación. Todos ellos se incorporan, por derecho propio, a la galería de los personajes que labran, en vida, el pedestal de la inmortalidad.
Todos ellos se suman a la lista en que ya tienen un lugar de honor los Joaquín Pardavé, Lucha Reyes, Pedro Infante, Jorge Negrete, María Félix o “Cantinflas”. (Alguno de ellos inspiró la genialidad -o atentado a una de las más estrictas reglas del periodismo, según se mire- de que el día de su deceso un tabloide de la Ciudad de México publicara un encabezado a toda plana: “¡Pedro Infante no ha muerto…!”. Los miles de capitalinos que materialmente arrebataron los periódicos a los voceadores, leyeron, ya en páginas interiores, el reconfortante resto de la nota: “…vivirá por siempre en el corazón de todos los mexicanos”).
-III-
Antiguamente, la idolatría aludía principalmente a la veneración o al culto que se rendía a “los dioses falsos” -desde la perspectiva de los creyentes en un dios al que consideraban verdadero- o a las fuerzas de la naturaleza. Modernamente, el concepto aplica para las personas que adquieren relevancia, principalmente en el mundo del deporte o de las artes... El mes pasado fue el caso de Maradona. Ahora es el de Manzanero. (Por alguna misteriosa razón, casi nunca alcanzan ese rango los personajes que sobresalen en las ciencias… o en la política).