Ideas

- Guateques

A reserva de que la información se confirme a medida que las fechas se aproximen, puede darse como un hecho que en Jalisco se cancelarán, al menos por esta vez, algunos de los mal llamados “eventos” tradicionales, que de ordinario reúnen multitudes. (Mal llamados así, valga puntualizarlo, porque “evento” viene de eventual, y lo eventual es, por definición, imprevisible).

-II-
Lo anticipó la semana pasada el gobernador Enrique Alfaro. Lo hizo cuando aún no se extinguían los ecos de las informaciones de que en la Ciudad de México –¡no faltaba más...!— habrá versiones “light” (valga el neologismo) de celebraciones como “El Grito” en Palacio Nacional, la noche del 15 de septiembre, o el desfile cívico-militar del 16 en algunas de sus principales arterias. Entre esos “ecos”, por cierto, destacaban las recriminaciones por cuanto es muy discutible el impacto de dichos festejos en el incremento o la depuración del patriotismo de los mexicanos, y, en cambio, es alto el riesgo de que convocar a manifestaciones multitudinarias, perfectamente prescindibles, sobre todo si hay “causas de fuerza mayor”, implique riesgos de contagio, y, por ende, amenazas a la salud y aun a la vida de los asistentes.

Se acotó, al respecto, que el tema de las “Fiestas Patrias” era una dorada oportunidad de que, puestos a honrar la teoría de que el bien común debe ser el valor supremo de todas sus decisiones, los gobernantes enviaran a la población, con la mayor claridad posible, el mensaje de que, en circunstancias excepcionales, como las presentes, deben tomarse medidas excepcionales..., en las que, aunque algunos se molesten, prevalezca la sensatez sobre la euforia.

-III-

Suprimiendo, por una vez, tales celebraciones, especialmente porque los especialistas prevén para mediados de septiembre, precisamente, el “pico” de la pandemia que nos cambió la vida, es poco lo que se pierde y mucho lo que se gana. Ya se cancelaron las conmemoraciones multitudinarias de Semana Santa. Ya se suspendieron las temporadas de futbol y beisbol. Teatros, cines y demás centros de reunión o de espectáculos cerraron sus puertas. Los restaurantes operan con notorias restricciones. Las escuelas continuarán cerradas por tiempo indefinido...

En el dilema de “festejar o no festejar” –especialmente, reiterémoslo, en vista de las canijas circunstancias imperantes—, aplica el principio del mal menor: mejor la frustración de cancelar guateques, a tener que lamentar contagios, severos quebrantos a la salud... y muertes que pueden, si no evitarse, sí, al menos, posponerse un rato.
 

Síguenos en

Temas

Sigue navegando