Ideas

- En bandeja...

A ver: que la Auditoría Superior de la Federación (ASF), al cabo de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2020, hiciera “observaciones” por 49 mil 765 millones de pesos en un total de 866 auditorías a diversas instituciones del Gobierno federal, entre las que destacan una por 59 millones 200 mil pesos en las obras de construcción de la Refinería de Dos Bocas, en Tabasco; una más por 20 mil 243 millones de pesos en las correspondientes a la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles; otra por más de dos mil 728 millones a instituciones del Sector Salud (IMSS, ISSSTE e INSABI) y las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina en la compra de equipo y material hospitalario (amén del manejo incierto de vacunas) para la pandemia -como publicó ayer “El Universal”- no significa que esté tildando de ladrón a nadie.

Tampoco puede interpretarse como insinuación de que solo se queda en el discurso la enfática y reiterativa aseveración del Presidente López Obrador de que está en vías de erradicar la corrupción que caracterizó a “los gobiernos neoliberales” -confabulados, además, con empresarios deshonestos- que lo precedieron...

-II-

Tampoco significa que la citada ASF esté en manos de traidores a la patria o manipulada por alguna “mafia” resuelta a sabotear el proceso de “transformación” que realizan las autoridades -legítimamente electas, además- actualmente en ejercicio, o de restablecer esquemas de gobierno que se significaban por el desaseo en el manejo de los fondos públicos y solo buscaban beneficios personales o de grupo.

La ASF, por definición, es “el órgano técnico especializado de la Cámara de Diputados -del Poder Legislativo, pues-, dotado de autonomía técnica y de gestión por la Ley Suprema de este país, para fiscalizar todas las operaciones que involucren recursos o participaciones federales, que lleven a cabo los tres Poderes de la Unión, los órganos constitucionales autónomos, los estados, municipios y alcaldías de la Ciudad de México, las empresas productivas del Estado, así como cualquier ente público, entidad, persona física o moral, pública o privada”, al efecto de cerciorarse de que tales operaciones se realicen con absoluta pulcritud: como debe de ser cuando se maneja dinero del pueblo. Evitar, en suma, probables daños al erario público.

-III-

La pelota, pues, queda en la cancha de quienes sostienen que “no somos iguales” y que su consigna es “erradicar la corrupción”.
Ahí tienen, servida en bandeja de plata, la dorada oportunidad de pasar de los dichos a los hechos.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando