Francisca Méndez presenta "¿Por qué Fer no quiere crecer?"
En entrevista para Gente Bien la escritora habla sobre este libro, que aborda el tema del autismo desde una perspectiva muy cercana
Dentro de la edición 36 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la autora Francisca Méndez presentó su libro ¿Por qué Fer no quiere crecer? De Editorial Aguilar.
La escritora estudió la carrera de Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y cuenta con dos maestrías. Ingresa al Servicio Exterior Mexicano en 1991. Ha impartido conferencias sobre el tema de autismo, participado en iniciativas para mejorar las condiciones de los padres que tienen hijos con discapacidad, es fundadora honoraria de Cesautismo. Tiene dos hijos, Francisquita y Fernando, y está casada con su compañero de vida, Jilles. Actualmente trabaja en Ginebra.
Y en entrevista para Gente Bien habla sobre este libro, que aborda el tema del autismo desde una perspectiva muy cercana.
¿Por qué decidiste escribir la experiencia de tu hijo con autismo en un libro?
“Cuando yo me enteré de que mi hijo era un niño con autismo es algo muy fuerte, algo que no te esperas porque no tiene una evidencia física, fue una experiencia difícil, que también envuelve mucha soledad e impacta tanto que dices algo tengo qué hacer con esto. Me interesaban mucho dos cosas, ayudar a las familias porque nadie sabe cómo abordar esto del autismo, y la segunda, es que el medio fuera menos hostil con las familias que tienen una persona con autismo, porque en la experiencia que llevo entre el medio ambiente sea más tolerante y mejor informado esté, la discapacidad disminuye y viceversa”.
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¿Cómo te diste cuenta que tu bebé tenía un problema?
“Fundamentalmente la falta de lenguaje, a los dos años los niños ya empiezan a desarrollar lenguaje, y de hecho, mi hija que en esa época tenía tres años fue la que me preguntó ¿por qué Fer no quiere crecer? Ella intuía que pasaba algo. Ya tenía a mi primera hija, entonces yo decía a lo mejor no va al mismo ritmo que ella porque son personas diferentes. Y no, desarrolló el lenguaje muchísimo después, una de las alertas es el desarrollo del lenguaje, otra es la capacidad de relacionarse con los otros, que también está afectada en el autismo y conductas obsesivas, hay mucha hiperactividad. Y a sus tres años me dieron el diagnóstico, cuando ya en México, corroboraron lo que en algún momento yo sospechaba”.
¿Cuánto tiempo tardaste en hacer el libro?
“En 2016 tuve por primera vez el tiempo, el tiempo material y el tiempo emocional, y yo ya era una madre experimentada porque mi hijo en 2016 ya tenía 19 años, ya habían pasado muchas cosas, desde que mi hijo tenía tres años yo quería hacer algo con esto y no sabía cómo, con la idea siempre de ayudar a las familias. Tengo una hermana que había escrito varios cuentos y ella me pidió que la apoyara a buscar unas editoriales y empecé a buscar, y luego dije yo debería de escribir mis propios cuentos y empecé a escribir tres cuentos solamente de Fernando, de las historias de él, y cuando vino la pandemia tuve más tiempo y conocí también a una editorialista a Gina Constantine, quien me dijo ‘deberías escribir todo el libro’, entonces se fueron dando las circunstancias, tuve tiempo y escribí las 17 historias que conforman el libro en muy poco tiempo porque ya todo estaba en mi cabeza, solo había que plasmarlo en papel con un sentido constructivo, propositivo”.
¿Cuál es el mensaje principal del libro?
“Hay tres mensajes fundamentales, el primero, que todo se puede aprender y cuando una familia tiene un hijo con autismo que no se limiten, que todo, las matemáticas, leer, es depende de cómo se lo enseñen, pero todo es posible. El segundo mensaje es que las familias necesitamos el apoyo y la comprensión de la sociedad y del colectivo de los doctores, de los profesionales, estamos aquí para mejorar nuestras condiciones de vida, nuestra calidad de vida y su comprensión como seres humanos; y el tercer mensaje es que tenemos que conseguir sociedades más incluyentes, que acepten lo diverso y que se enriquezcan de la diversidad y de la discapacidad porque todas las personas tenemos algo que contribuir a este mundo y cuando una persona tiene una discapacidad tiene grandes retos que superar y un gran aprendizaje, el cual la sociedad también puede beneficiarse porque construyes sociedades más inclusivas, más empáticas, y donde todos podemos ir de la mano hacia un bien superior para todos”.
El segundo mensaje es que las familias necesitamos el apoyo y la comprensión de la sociedad
¿Cómo fue tu experiencia de recordar todo lo que has vivido para escribirlo en un libro?
“Fue muy terapéutico y quería darle un propósito positivo, no de ‘pobre de mí o de mi hijo’, sino todo lo contrario, ha sido una riqueza increíble tener la oportunidad de convivir con Fernando”.
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¿Por qué el título?
“Porque cuando mi hija me pregunta, lo tengo muy grabado y lo describo en el libro, ellos se llevan un año tres meses, es muy poco en realidad, mi hija es super sensible, tiene una inteligencia emocional asombrosa, es muy consciente de ella misma, y yo ya a los dos años veía en Fernando algo que no cuadraba, entonces me sorprendió mucho que mi hija tan pequeña me preguntara eso, porque en realidad a veces el autismo es eso, no quieren crecer porque el mundo es muy sofisticado para ellos, de verdad, no lo entienden, entonces ella lo interpretó de una manera que a mí me sorprendió muchísimo es que ¿por qué no quiere crecer?. Y creo que el título vino solo prácticamente porque esa pregunta la tenía en la memoria, la tengo en la memoria desde que ella me la hizo, y ahí es una reflexión de ella como lo ve, pero también los padres lo difícil que es para nosotros aceptar que tenemos un hijo con autismo, porque vemos todo lo que se hace y no vemos lo que no hace, entonces esta es una pregunta que te invita a conocer a tu hijo, que nos da miedo también”.
¿Quién puede leer este libro?
“Todos, está dirigido a todos, que además son historias muy divertidas, también muy interesantes, yo creo que es una lectura obligada que los padres pueden hacer con sus hijos -de cuatro, cinco, seis años- para enseñarles lo importante que es la empatía y aceptar lo diverso, aunque no tengan una persona cercana con discapacidad, y es que la discapacidad nos puede llegar a todos en cualquier momento, a todos, entonces necesitamos generar un pensamiento colectivo de mucha más empatía. Yo creo que ya alguien de 10 años lo puede leer, se puede divertir y va a generar conciencia, las personas que tienen autismo, las familias para que vean también que no están solas, los profesionales, porque aquí tengo un relato sobre ellos, las y los terapeutas, es un libro para todo público”.
¿Qué retos enfrentaste al momento de escribirlo?
“De escribirlo, ninguno, yo misma me comprometí a decir ‘lo tengo que acabar’, entonces fue terapéutico en muchos sentidos, pero ya todo estaba en mi cabeza, había cosas que he procesado mucho mejor, entonces creo que eso me ayudó, escribirlo no tuve ningún reto, lo que fue difícil fue la propia edición porque vino COVID, después las cosas se fueron acomodando de una manera muy bonita, en la cual entró Penguin Random House y Kalimat, es un libro que me gusta mucho, se está editando en español y en árabe, entonces me gusta mucho la idea de que se pueda hacer en dos idiomas de manera simultánea, ojalá se pueda traducir a más idiomas después, es un valor agregado que tiene”.
¿Cómo ha sido tu evolución como mamá desde que supiste que Fer era autista?
“Justo el libro es la culminación de una reflexión y de mucha, mucha acción de mi parte y de la familia, y es un buen puerto de llegada, porque creo que ahora estoy en la posición de contribuir y ayudar más a las familias y a las personas con autismo desde donde yo puedo y desde la experiencia que yo tengo, entonces eso me ha dado desde luego un propósito y una misión de vida muy importantes. Le veo mucho sentido a todo lo que ha pasado, me siento muy satisfecha con la oportunidad de haber podido publicar el libro y además con editoriales de primer orden, estoy muy agradecida de esta oportunidad y de poder visibilizar el autismo”.
¿Cómo ha sido la evolución de Fer?
“Él ya tiene 26 años, yo soy diplomática y nos hemos estado moviendo por varios países y eso no ha sido fácil, porque cada vez tengo que armarle una nueva estructura; entonces terminó la primaria, después estuvo en una secundaria especial y ya después cuando llegamos a Emiratos Árabes Unidos pudo trabajar en un hotel. Ahora vivimos en Ginebra, trabaja en una lavandería de un hotel también, él es un caso de los que tiene epilepsia, está controlada, pero los medicamentos son muy fuertes. Está evolucionando bien, creo que es una persona feliz, sigue tomando terapias de aprendizaje, de lenguaje, haciendo ejercicio, toma clases de baile, de arte, y he tratado durante su vida ofrecerle todas las oportunidades que he podido para que él pueda ser la mejor versión de sí mismo”.
¿Cuáles son tus siguientes proyectos?
“En la parte que tiene que ver con el autismo quisiera seguir ayudando a esta fundación de manera externa, yo no soy parte del consejo directivo, también porque tengo otra profesión y no quiero tener conflicto de intereses, pero si ayudándolos con las experiencias que tengo y el conocimiento que he desarrollado como mamá. Me gustaría escribir otro libro que está vez fuera ¿por qué Fer si quiere crecer? y sería porque ya hay muchas condiciones para que las personas con autismo se atrevan a crecer”.
¿Algo más que quieras agregar?
“Mi agradecimiento sobre todo a las editoriales que confiaron en mí, y mi profundo agradecimiento a mi familia, es parte de esta aventura que es la vida”.
XM