Tiguan R-Line 2.0: armonía en el camino
Este SUV nos muestra sus virtudes, colocándose como uno de los productos más recomendados
Los utilitarios familiares viven una encarnizada lucha por la cima, pero hay productos que se destacan sobre otros con base en una buena oferta general. Eso es el VolkswagenTiguan, un modelo racional y emocional, sobre todo en su versión R-Line.
Todo inicia con una atractiva y sobria apariencia, con un frontal que incorpora un sofisticado juego de grupos ópticos con una interesante firma de LEDs que une a los faros con una línea central de luz que divide la parrilla.
El diseño se complementa con rines de 19 pulgadas, en este caso en un atractivo terminado negro brillante, emblemas “R” y más luces LED en la parte posterior, para dar forma a un conjunto armónico y de buen gusto.
La cabina sigue esa misma línea, con vestiduras de cuero en doble tono, acentuando un concepto moderno y sofisticado, acompañado de ornamentaciones en negro brillante y un sistema tecnológico que incluye el Digital Cockpit personalizable con una pantalla central de 8 pulgadas con conexión inalámbrica.
Por dentro, la sensación es agradable para todos, ya que no solo nos encontramos con un entorno agradable y tecnológico, en gran parte cortesía de amenidades como la iluminación LED, el techo panorámico, el sistema de infoentretenimiento y el cargador inalámbrico, también se debe al gran espacio en todo el habitáculo, que incluso ofrece climatización de tres zonas y varios puertos USB.
Lo mejor es la mecánica, que para esta versión se reserva el conjunto formado por un motor de cuatro cilindros turbocargado de 2.0 litros, con 180 caballos de fuerza y 236 libras-pie de par.
Agradable en cualquier condición
El Tiguan está construido sobre la plataforma MQB, una de las bases más bien logradas del segmento y una de las fortalezas indiscutibles de este producto.
La fuente de poder contundente que se acompaña de una transmisión rápida, de doble embrague y siete cambios, sin mencionar el aplomo que otorga el sistema 4Motion. Acelerar, hacer rebases, frenar, tomar curvas y otras tareas, no solo son sencillos, sino adictivos, tanto por el conjunto mecánico como por los cimientos de este SUV.
Pero más allá de todos los aciertos nos encontramos con la conducción que es, a nuestro parecer, la mejor virtud del Tiguan. Y es que estar detrás del volante es tan agradable que no importa dónde te encuentres, pues se porta bien en un ambiente citadino y en modo de manejo normal. Sabe otorgar la “pegada” y agilidad que necesitas en carretera, gracias a una opción de enfoque deportivo lo suficiente.
La posición de manejo es la que todos desean cuando piensan en un SUV, pero acompañado de diversión, capacidad, aplomo y solidez, además, la marca ofrece un selector de modos de manejo, que incluso puede entregar cierto control en entornos más complicados, gracias a las modalidades off-road.
No cabe duda que lo bien hecho es palpable y pocas cosas superan a un vehículo con esta fortaleza. Si estás en busca de algo racional, divertido, capaz y atractivo en este segmento, el Volkswagen Tiguan bien podría ser la respuesta.