¿Qué es mejor para la salud: la comida caliente o fría?
¿La comida caliente solo es mejor en invierno?
El impacto de la temperatura de los alimentos en nuestra salud es un aspecto relevante que a menudo pasamos por alto. En la sociedad actual, con un ritmo de vida frenético, es común recurrir a alimentos fríos con mayor frecuencia de lo deseado, relegando las comidas calientes, como las sopas y guisos, a ocasiones específicas.
Expertos en nutrición han observado que la temperatura de los alimentos desempeña un papel crucial en diversos aspectos nutricionales, incluyendo la tasa de absorción de nutrientes, la digestión y el contenido de vitaminas y minerales en la comida. Es importante destacar que no todos los alimentos reaccionan de la misma manera ante la variación de temperatura, lo que puede ser beneficioso para algunos, puede ser perjudicial para otros.
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¿Comida caliente o fría?
En términos de digestión, los platos calientes parecen ser más favorables. La ingestión de alimentos fríos puede ralentizar el proceso digestivo, ya que no alcanzan la temperatura necesaria para que las enzimas estomacales funcionen eficientemente. Esto podría resultar útil para quienes buscan controlar el apetito, puesto que los alimentos fríos permanecen en el estómago durante más tiempo y sacian de manera más duradera.
La digestión se ve obstaculizada cuando el estómago, que se mantiene a una temperatura de 37 °C, debe calentar los alimentos fríos antes de iniciar la descomposición. Este proceso, conocido como digestión física, retrasa la siguiente fase, la digestión química.
Sin embargo, es importante destacar que no todo lo caliente es beneficioso ni todo lo frío es perjudicial para la salud.Los expertos recomiendan alternar entre platos fríos y calientes en las comidas para favorecer la digestión y brindar variedad al sistema digestivo.
En última instancia, la clave reside en mantener una dieta equilibrada y variada que se ajuste a las necesidades individuales, independientemente de la temperatura de los alimentos.
Los expertos aconsejan consumir los alimentos a una temperatura similar a la del cuerpo, evitando ingerirlos muy calientes, lo que facilita una digestión más rápida y ligera, contribuyendo así a una sensación de bienestar después de comer.
AH