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Heridas de la infancia: ¿cómo se manifiestan en la vida adulta?

Las heridas que sufrimos durante la infancia tendrán un impacto en nuestra personalidad adulta y en nuestra salud mental

La heridas de la infancia pueden regir nuestro comportamiento, personalidad y hábitos poco saludables en nuestra vida adulta, reconocerlas y sanarlas será fundamental para nuestro desarrollo personal y para tener una salud mental óptima.

"Persona, personalidad" es un término que proviene del latín y se traduce cómo "máscara de actor" o "personaje teatral". Todas las personas requerimos de una personalidad que nos distinga y que nos de una identidad, ¿cómo lo hacemos?

ESPECIAL/Foto de Gerd Altmann en Pixabay

Existen diversos factores con los que vamos construyendo nuestra personalidad:

  • A través de nuestros estilos de crianza, ¿cómo nos dijeron nuestros padres que debíamos ser?, ¿cómo observamos que ellos eran?
  • Por medio de la funcionalidad en la vida cotidiana, es decir, ¿qué nos funciona ser?
  • Lo socialmente aceptado.
  • Las experiencias dolorosas propias.

Por medio de esos factores vamos construyendo nuestra personalidad hasta ser adultos, esa personalidad con la que nos movemos y relacionamos en la vida, aquí la importancia de ver a la personalidad como un puente de traslado y no como una "sobreidentificación".

Cuando nos movemos desde nuestras heridas de la infancia, se forma una personalidad a la defensiva, que no es la auténtica, si no que fue creada para en su momento, protegernos del dolor, pero debemos tener presente que la personalidad cambia, proceso que es posible a través de nuestra conciencia, eso podrá liberar al verdadero "yo" y no movernos desde el "yo herido", que es una falsa personalidad.

ESPECIAL/Foto de Victoria en Pixabay

¿Cuáles son las cinco heridas de la infancia y cómo se reflejan en la persona adulta?

1. Rechazo 

Las personas que sufrieron esta herida en la infancia originada por experiencias de no aceptación por sus progenitores o de otros familiares o entornos directos, al ser adultos suelen experimentar miedo al mundo, sobretodo a ser rechazados. Por esa razón eligen rechazar antes de ser rechazados, es la forma de encubrir los miedos y la tristeza.

Son personas que cuentan con un mundo interno amplio, constantes diálogos mentales, son inteligentes, profundos y racionales. 

Esta herida crea la máscara de huidizo, es decir, al infravalorarse, busca el reconocimiento ajeno.

2. Abandono

La herida del abandono en la infancia se crea en un niño o niña que careció de atención, amor, compañía o protección. Un adulto con esa herida queda atado a un sentimiento de soledad y vacío, suele depender mucho de sus relaciones y suelen perder su identidad, ya que buscan acoplarse al otro. 

La tristeza es la emoción que más predomina, tiene miedo a quedarse sólo, le cuesta mucho hacerse responsable y su yo es más emocional que racional, tienden a victimizarse.

Esta herida crea la máscara de dependencia, por lo que suelen aferrarse a cualquier persona que les demuestre un poco de atención.

3. Humillación

La herida de la humillación está relacionada con la vergüenza de la familia, cuando esa infancia siente que los progenitores o familia se avergüenzan de ella. Estas personas en edad adulta suelen tomar responsabilidad de otras personas y viven constantemente con el sentimiento de culpa, por lo que suelen adquirir hábitos autorrestrictivos: no descansar, no darse "un gustito", etc.

La culpa, el enojo, la necesidad de ser castigado son constantes en su día a día, lo que hace que viva en tristeza y desamor, le cuesta poner límites.

Esta herida crea la máscara de masoquista, ya que además de censurarse continuamente, anteponen las necesidades de los demás antes de las suyas, con el objetivo de obtener su afecto.

ESPECIAL/Foto de Victoria en Pixabay

4. Traición

Esta herida de traición nace cuando las personas que brindarían apoyo, amor y protección a ese niño, hacen todo lo contrario, por lo que suele desarrollarse una personalidad desconfiada y llena de incertidumbre. Esa falta de confianza e incertidubre hace que en la vida adulta se desarrolle una necesidad de control, si la persona está a cargo disminuye el miedo. 

Viven en un estado de estrés constante ya que se encuentran posición de estar alerta y en estado de defensa todo el tiempo, llenos de angustia, experimentan sentimientos de soledad y son incapaces de soltar, por lo que están constantemente resolviendo.

Esta herida crea la máscara de controlador, creada para evitar sentirse estafado, son personas con un carácter fuerte y dominante, pueden llegar a ser posesivos en lo que hacen o con quien se relacionan.

5. Injusticia

Esta herida de la infancia nace cuando el niño se encuentra en un estado de vulnerabilidad e indefensión ante una autoridad que es violenta/abusiva o cuando se nace en una realidad injusta, dejándo a la infancia en un estado de subordinación. 

En la vida adulta son personas que viven en constante tensión por el nivel de autoexigencia, suele estar molesto con "lo injusto que es todo", siente rechazo por las personas que considera floja o desordenada. 

Esta herida crea la máscara de rígidez, es decir, suelen ser personas con  carácter obsesivo e inflexible, no saben pedir ayuda ni estar relajados.

Recuerda que así como atendemos las necesidades de nuestro cuerpo físico, es importante atender las necesidades de nuestro cuerpo emocional y voltear a ver nuestra salud mental, al sanar las heridas de la infancia, podemos movernos desde un adulto libre, auténtico y responsable y no desde el niño o niña que fue herido.

Con información del libro "Transforma las heridas de tu infancia" de Anamar Orihuela y del sitio web de Dra. Emma Ribas, equipo de psicología y sexología.

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MC

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