¿Por qué se usan calcetines diferentes el 21 de marzo?
El movimiento surgió en los Estados Unidos y tiene la finalidad de crear consciencia sobre el síndrome de Down
La disparidad en los calcetines —de colores brillantes, además— que podremos ver hoy en distintos sitios tiene, precisamente, la finalidad de despertar la duda y preguntar por qué. Con suerte alguien, después de notar que la tendencia se repite más allá de la casualidad, se acercará a quien lleve los calcetines diferentes y así se cumplirá el propósito: tener un pretexto para iniciar una conversación sobre el síndrome de Down, sobre los mitos que rodean a esta condición y los derechos de igualdad e inclusión de quienes lo padecen.
Desde 2011 se conmemora el 21 de marzo como el Día Mundial del Síndrome de Down, una resolución adoptada por la ONU con el objetivo de generar consciencia respecto al tema.
El movimiento de los calcetines disparejos, conocido como "Rock your socks", surgió por la Asociación de Síndrome de Down de Delaware, en Estados Unidos con la finalidad ya mencionada. En este día, escuelas y otras instituciones se unen a la iniciativa fomentando la participación de sus integrantes y adquiriendo los calcetines con la organización, que así recauda fondos.
La elección de los calcetines desiguales tiene su razón en que el cariotipo del síndrome de Down (el número, tamaño y forma de los cromosomas) semeja a los de dos calcetines que no combinan, pues esta condición está dada por anomalías en el cromosoma 21, que pueden ser portar tres copias de este gen, ya sea por separado (trisomía 21) o ligado a otro (por translocación), o tener tres copias sólo en algunas células (mosaicismo).
En este día es importante recordar que a nivel mundial uno de cada mil cien bebés nace con Síndrome de Down, que el principal riesgo es la edad que la edad de la madre sea superior a 35 años; que gracias a los avances médicos, su esperanza de vida ronda actualmente los 60 años; que su discapacidad cognitiva es poco menor a la del promedio y que puede desarrollarse con la educación adecuada y, sobre todo, que las personas con Síndrome de Down tienen derecho a vivir una vida plena con inclusión educativa, laboral y social.