¿Por qué preguntarle a los hijos cómo les fue en la escuela no es lo mejor?
La forma en la que los padres abordan la conversación inicial al final del día puede afectar profundamente la percepción que tienen los niños sobre su valor personal
Las palabras son poderosas y podrían causar efectos más graves en los hijos de lo que los padres imaginan. Esta es la opinión de algunos expertos acerca de qué preguntarles cuando salen de la escuela. Toma nota.
El regreso de los hijos a casa después de un día de clases suele ir acompañado de preguntas comunes por parte de los padres: "¿Cómo te fue en el examen?", "¿Terminaste la tarea?", "¿Te fue bien en la clase?". Sin embargo, según Jennifer Breheny Wallace, periodista e investigadora graduada de Harvard, cambiar esta pregunta inicial podría marcar la diferencia en la relación entre padres e hijos y reducir la presión académica que sienten los jóvenes.
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La especialista sostiene que la forma en la que los padres abordan la conversación inicial al final del día puede afectar profundamente la percepción que tienen los niños sobre su valor personal. En lugar de centrarse en logros escolares, ella sugiere preguntar algo tan simple como: "¿Qué almorzaste hoy?".
Este cambio de enfoque ayuda a los niños a sentir que son valorados más allá de su rendimiento escolar. Al preguntar sobre algo neutral, como el almuerzo, los padres evitan que los hijos sientan que su valía depende de sus logros académicos, lo que reduce la presión y el estrés relacionados con el estudio.
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Los estudios de instituciones como Harvard han revelado que la presión académica puede ser una de las principales causas de ansiedad y estrés en los adolescentes, incluso más que las redes sociales. Según el psicólogo Laurence Steinberg, la constante expectativa de obtener buenas calificaciones y rendir bien en pruebas puede desgastar emocionalmente a los estudiantes, afectando su bienestar mental.
Por eso, una pregunta sin expectativas de logro permite que los hijos se sientan comprendidos y apoyados por sus padres, independientemente de sus resultados académicos. Este enfoque ayuda a reducir la ansiedad y fortalece la comunicación familiar.
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Wallace sugiere que los padres pueden interesarse por las actividades, intereses o anécdotas del día de sus hijos, demostrando que su atención está centrada en el bienestar general y no solo en los resultados.
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