Qué es el síndrome de las "piernas inquietas" y cómo identificarlo
En casos severos, se utilizan medicamentos como agonistas de la dopamina, anticonvulsivos o suplementos de hierro
El síndrome de las piernas inquietas (SPI), también conocido como síndrome de Willis-Ekbom, es un trastorno neurológico caracterizado por una necesidad incontrolable de mover las piernas, especialmente durante el descanso o la noche. Este impulso suele ir acompañado de sensaciones incómodas como hormigueo, ardor o picazón, que se alivian temporalmente al moverse. Es más común en mujeres y personas mayores de 50 años, aunque puede afectar a cualquier edad.
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Causas y factores de riesgo
El origen del SPI no está completamente claro, pero se sabe que factores genéticos, deficiencia de hierro, alteraciones en los neurotransmisores como la dopamina, y condiciones médicas como la insuficiencia renal, el embarazo o el Parkinson pueden estar involucrados. Además, el consumo excesivo de cafeína, alcohol o tabaco puede agravar los síntomas. También se ha asociado a enfermedades autoinmunes y ciertos medicamentos, como antidepresivos y antihistamínicos
El diagnóstico se basa en la descripción de los síntomas y la exclusión de otras condiciones, como calambres o ansiedad. Un historial médico detallado y una exploración física son esenciales. No existen pruebas específicas para confirmarlo, pero en algunos casos se evalúan niveles de hierro y otros marcadores
Tratamiento
El tratamiento depende de la gravedad de los síntomas y puede incluir opciones farmacológicas y cambios en el estilo de vida. Entre las terapias no farmacológicas, se recomiendan:
- Mantener una rutina de ejercicio moderado.
- Seguir una dieta equilibrada rica en hierro y antioxidantes.
- Evitar el consumo de cafeína, alcohol y tabaco.
- Implementar una buena higiene del sueño.
- Practicar técnicas de relajación como yoga o meditación.
En casos más severos, se utilizan medicamentos como agonistas de la dopamina, anticonvulsivos o suplementos de hierro, aunque estos pueden tener efectos secundarios y su eficacia puede disminuir con el tiempo.
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Consejos para aliviar los síntomas
Pequeñas acciones pueden ayudar a reducir el malestar, como masajear las piernas, aplicar compresas frías o calientes, y mantener las extremidades en movimiento durante períodos de inactividad prolongada, como vuelos o jornadas laborales
El SPI es una condición tratable, pero requiere atención médica para adaptar el manejo a las necesidades específicas de cada paciente. Si experimentas estos síntomas, consulta a un especialista en trastornos del sueño o neurología.
BB