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¿No te gustan los abrazos? esto dice la psicología de ti

Los expertos señalan que la aversión a los abrazos encuentra explicaciones de raíces profundas, donde se incluyen experiencias infantiles y aspectos culturales

Los abrazos son una forma de comunicación corporal a través de la cual los humanos expresamos cariño y acompañamiento. Para muchos, dar abrazos es parte de sus conexiones con otras personas, sin embargo, para otros la acción de abrazar implica una tortura.

Desde la psicología, la aversión a los abrazos encuentra explicaciones de raíces profundas, donde se incluyen experiencias infantiles y aspectos biológicos y culturales.

¿Qué significa que no te gusten los abrazos, según la psicología?

Los expertos en psicología revelan que el hecho de que a una persona no le guste abrazar puede estar ligado a significados diversos.

Una persona introvertida

La primera de estas explicaciones se debe a la naturaleza de la personalidad de la persona. Generalmente, una persona introvertida tendrá mayores retos para establecer este tipo de contacto físico con los demás.

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Experiencias familiares

De acuerdo con Suzanne Degges-White, profesora de la Universidad de Northern Illinois, la inclinación hacia los abrazos está relacionada a la experiencia familiar respecto al contacto físico. Una persona que creció en un hogar donde el contacto físico era una práctica común tiende a replicar el comportamiento.

En el polo opuesto, los individuos que experimentaron poco contacto físico con su familia durante la infancia se sentirán incómodos al recibir este gesto.

Factores culturales

La cultura es un factor fundamental para entender por qué algunas personas tienden a rechazar el contacto físico. Mientras en algunos lugares el abrazo es un gesto ampliamente aceptado, en otros el contacto físico es más reservado. De este modo, recibir un abrazo puede ser percibido como un acto invasivo.

Baja Autoestima

Una reacción de incomodidad a un abrazo puede estar ligada a a una baja autoestima y a la ansiedad. De acuerdo con Degges-White, las personas con un mayor nivel de autoestima suelen sentirse más cómodas con el contacto físico.

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Experiencia traumática en contacto físico

Haber vivido una experiencia negativa ligada al contacto físico puede generar que un abrazo u otra muestra de cariño que implique tocar a otra persona resulte incómodo e, incluso, podría provocar ansiedad.

Condición neurológica

Algunas condiciones neurológicas provocan que las personas no se sientan cómodas con el contacto físico.

Respeta los límites

El hecho de que a una persona no le guste dar abrazos no significa que no pueda demostrar afecto de otras maneras. Recuerda respetar los límites de una persona que no se siente cómoda con este tipo de contacto. Para ello, un factor clave es estar atento a los símbolos del lenguaje corporal. Si a la hora de saludar prefiere dar la mano o se aparta, lo más probable es que esté evitando un abrazo. 

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MB

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