Mazda CX-90: refinamiento y poder
La nueva camioneta de la automotriz nipona es un paso hacia la sofisticación de la marca
Después de una larga espera, finalmente pudimos ver la nueva CX-90 en persona. Y lo que vimos tiene partes esperadas y otras no tanto, pero el resultado es un vehículo cuyo atractivo estético debe ser más longevo que la mayoría.
Sabiendo que su plataforma, llamada Large, está diseñada para vehículos de tracción trasera y que su motor es de 6 cilindros en línea, ya imaginábamos un perfil de corte largo, con un voladizo pequeño adelante. Pero la diferencia está en los detalles y hay muchos en la CX-90 que nos quitan el cerebro de la zona de confort. En el frente el ala cromada que es característica de la marca y en donde descansa la parrilla, con sus extremidades que simulan penetrar en los faros, permiten ahora que una línea de leds no solo se incruste en ella sino que rompa parte de la parrilla, lo que se percibe más cuando está encendida. Visualmente causa una cierta incomodidad en el que mira, una de esas cosas que los dejan mirando más y más y probablemente con el tiempo nos haga enamorarnos.
En el costado la barra horizontal inferior no es de plástico negro mate como en la mayoría, sino cromada y se hace más ancha unos 30 centímetros antes de la rueda trasera, justo lo suficiente para poner ahí la palabra: Mazda. Las luces de leds de la calaveras emulan brazos que salen del logotipo central y, palmas hacia arriba con los dedos formando un arco, sostienen con gracia las esferas de luces blancas de reversa. El conjunto es limpio, elegante, sin exceso de líneas, pero con los detalles mencionados y otros, pero sería demasiado extenso describirlos aquí.
Refinamiento y poder
Como ya se sabía, bajo el cofre está el motor de 3.3 litros, MildHybrid, con seis cilindros alineados longitudinalmente. Con gasolina Premium produce 340 HP y 369 caballos de fuerza que llegan a las cuatro ruedas. Con esta configuración llega a México en junio, pero en 2024 arribará la Plug In Hybrid, con el motor 2.5 litros turbo que junto con el eléctrico pondrá 322 HP y también 369 libras-pie de par en las ruedas. La caja es de ocho velocidades y doble embrague, húmeda.
En el interior el diseño es clásico de Mazda, pero un brinco en la dirección de la sofisticación. El negro piano fue substituido por una madera con acabado mate y de color claro. La pantalla central, ahora de 12.3 pulgadas, sigue funcionando con el mando en la consola. Tiene CarPlay y Android auto al igual que cargador inalámbrico.
En la segunda fila los asientos son ajustables longitudinalmente para dividir mejor el espacio con la tercera fila, más adecuada para niños. Hay buen espacio para equipaje detrás de esa tercera fila que cuenta, por cierto, con portavasos y puertos USB-C en cada lado.
Tendrá frenado automático de emergencia, alerta de punto ciego, control de crucero adaptativo además de otros elementos de seguridad.
Otro punto importante es el color exclusivo de la CX-90, llamado Artisan Red. Es un rojo profundo, casi negro si la luz no incide directamente sobre él, pero que cobra vida y brillo metálico cuando el sol decide mirarlo de frente.
Sí, hasta la luz, de alguna forma, parece estar intrigada por la Mazda CX-90. Si su manejo es tan bueno y desafiante como su diseño, la marca tiene otro producto ganador en sus manos.
Sergio Oliveira/Santa Mónica, California