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Maní y el eco del pasado

Este Pueblo Mágico de Yucatán cuenta con una rica historia y múltiples rincones para la aventura

Algunas ciudades y pueblos guardan en sus calles, en sus edificios y en sus casas una suerte de emoción contenida. Como si en sus senderos, plazas y callejones se hubieran guardado viejas historias a la espera de ser escuchadas; conocimientos ancestrales empolvados por el viento; silentes, aguardando un soplo de curiosidad que los invoque. Y todas estas emociones se congregan en Maní (Yucatán).

De Maní conocemos algunas cosas, pero muchas otras tenemos qué imaginarlas. Por ejemplo, sabemos que ya era un asentamiento habitado previo a la llegada de los conquistadores. También que era un punto comercial importante y que incluso fue una especie de “urbe de paz”, donde distintos pueblos convivían sin conflicto. Su nombre, de hecho, viene de la expresión maya “todo pasó”, por aquello de los rencores.

Lo que no sabemos es la fecha exacta de su fundación, los nombres que tuvo la ciudad en sus distintas etapas de construcción, los actos heroicos de sus habitantes, las tragedias que enfrentaron y sus costumbres. Son incontables los datos que permanecen en la sombra de nuestro conocimiento, muchos de ellos perdidos en el llamado “Auto de fe de Maní”.

Interior. En el interior de san Miguel Arcángel hay altares y retablos de incalculable valor histórico. EL INFORMADOR/F. González

Pasos y paseos

Maní es un Pueblo Mágico (desde 2020) caluroso, tanto de clima como en gente. Lo primero se siente apenas comienzas a recorrer sus ondulantes calles, de eterno verdor y bordeadas por casas de fachadas brillantes, en las que detrás de cada puerta se asomará infaltable una hamaca. Lo segundo es delicioso, pues aquí encontrarás en todo momento sonrisas y disposición para guiarte en la aventura.

Y curioso... la quietud y belleza que ahora se respira en Maní es la flor de una amarga semilla sembrada en su pasado. En su Centro encontramos el impresionante Ex Convento de San Miguel Arcángel, construido (con piezas de edificaciones mayas) entre el siglo XVI y XVII. Su sobria fachada e inmenso atrio son punto de encuentro para los turistas, como antes lo fue para los evangelizadores  y mayas, aunque en este último caso el encuentro no fue del todo agradable.

Aquí se celebró, un 12 de julio de 1562, el famoso “Auto de fe de Maní”, encabezado por el primer obispo de Yucatán, Diego de Landa. El “evento” consistió en quemar cuanto símbolo y códice maya cayó en las manos de la Iglesia Católica. Ardieron ese día también conocimientos milenarios en matemática, herbolaria, religión y sociedad.

Buena cocina. Los sabores con doña Clotilde son una joya. EL INFORMADOR/F. González

Arte y sabor

Además de los invaluables recuerdos, dos cosas que debes llevarte de Maní es una probada de su cocina y un recorrido por el convento de San Miguel Arcángel.

Para lo primero, la recomendación es llegar con doña Clotilde Poot, cocinera tradicional yucateca (se encuentra en la calle 21 entre 26 y 28). Ella no habla español (sus hijas sí), pero conoce bien el lenguaje universal: la gastronomía. Se comen supremos antojitos yucatecos y la experiencia es sublime, con sabores milenarios. Ojo, vale la pena que en este caso lleves dinero en efectivo. En Facebook la encuentras como “Doña Clotilde - Cocina Tradicional”. Otro rincón gastronómico famoso entre los comelones viajeros es El Príncipe Tutul Xiu (Centro de Maní, teléfono 997 978 4257) para probar un magnífico Poc Chuc.

Para lo segundo debes visitar y de ser posible comprar con las bordadoras de Maní, cuyos diseños en blusas, huipiles y vestidos (en especial las flores), son bellísimos y altamente apreciados entre los conocedores. Por estos días es posible encontrar hasta cubrebocas. Cada pieza puede tomar hasta 8 meses de trabajo. Como en la gastronomía, la recomendación es pagar en efectivo.

Otro producto típico de la región es la miel (hay meliponarios en los alrededores de Maní).

Bordado de flores. El nivel de detalle y colorido es impresionante. EL INFORMADOR/F. González

Hora del viaje

La mejor manera de llegar a Maní es vía aérea. Desde Guadalajara con Aeroméxico es posible hacer el traslado con comodidad (haciendo escala en la capital del país) hasta Mérida. Otras opciones (directo) son con Viva Aerobús y Volaris.

Ya en Mérida es posible rentar un auto o taxi para llegar a Maní en 1 hora con 30 minutos aproximadamente. Hay rutas de autobús que cubren el camino, pero requieren de hasta 3 horas de camino.

Rincones de leyenda. Busca entre los lugareños las leyendas plasmadas en muros y árboles de Maní. EL INFORMADOR/F. González

SABER MÁS

Recibe premio

El BestTourismVillage fue otorgado para el Pueblo Mágico de Maní, distintivo de prestigio internacional que celebra las buenas prácticas en materia de preservación y sostenibilidad turística que se han implementado en este atractivo destino yucateco.

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