Honda CR-V híbrida: Ovnis, calor y fronteras
Esta vez la ruta de manejo fue de Boca chica a San Diego
La semana pasada hablamos de una ruta que hicimos entre el Golfo de México y el océano Pacífico a bordo de una Honda CR-V híbrida. Pero habíamos llegado sólo a la mitad del camino que fue, al menos para nosotros, la más divertida e interesante: Roswell, en Nuevo México.
Esta ciudad ya era chica en 1947, cuando algo la puso en el mapa: un supuesto platillo volador se estrelló cerca de ahí, donde había una base militar. En ese platillo vendrían cuerpos de extraterrestres, que habían sido recogidos por el gobierno de Estados Unidos y hasta hoy mantenidos en secreto. Oficialmente, lo que se estrelló cerca de Roswell fue un globo aerostático.
Lo que haya sido, puso a Roswell en el mapa. Hoy es un atractivo turístico y es rara la tienda o lugar en el que llegue y no haya una referencia a “aliens” o platillos voladores. Tómalo con buen humor y te ayudará a soportar mejor el calor de 41 grados que experimentamos en nuestra breve estancia.
Ese calor y la baja humedad, que sentimos con pocos grados de variación desde la salida en Texas, fue de los responsables por el consumo promedio de 15.1 kilómetros por litro de la Honda CR-V híbrida.
Desde que dejamos Roswell rumbo a Tucson, pasamos por las primeras montañas en Ruidoso, destino de invierno de muchos. Luego, bajamos a Alamogordo, el lugar donde se hizo explotar por primera vez una bomba atómica.
Rectas, tolvaneras, montañas de rocas, dunas de arena impecablemente blanca, molinos de viento generando energía eólica e incontables camionetas de tamaño completo fueron el paisaje que encontramos durante la mayor parte del camino en esa segunda mitad.
Ya en California, cruzamos las inmensas dunas “algodones” y luego la cordillera más grande en todo el viaje, después de la cual bajamos de forma casi brusca al nivel del mar y la temperatura cayó a la mitad. San Diego nos recibió con nubes y 21 grados de temperatura. La humedad y el nivel del mar mejoraron con consumo de la CR-V a 17.4 kilómetros por litro.
En la mañana del domingo 9 de junio, con el termómetro marcando 15 grados centígrados, condujimos nuestra gran compañera de viaje por la última media hora, pasando por la frontera mexicana hacia el aeropuerto de Tijuana.
Tres mil 241 kilómetros después de haber empezado la aventura, estábamos más a gusto aún con la CR-V y entendimos absolutamente porqué es la referencia en su segmento. Ya vamos pensando en el siguiente “road trip”.
Sergio Oliveira/San Diego