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El embarazo avejenta, pero la lactancia rejuvenece

Estudios de Columbia y Yale identifican una relación entre el embarazo y el envejecimiento biológico, mas no parece ser irremediable

La maternidad se ha descrito como una experiencia de felicidad y plenitud, pero también demandante hasta el agotamiento. Un estudio de la Universidad de Columbia publicado en febrero de este año en Proceedings of the National Academy of Sciences sugiere que, más allá de la percepción individual, hay bases científicas para segurar que esta condición acelera el envejecimiento.

La investigación se realizó en más de mil 700 personas de Filipinas que en 2005 —fecha en que inició— tenían entre 20 y 22 años de edad, a quienes se les cuestionó sobre su historial reproductivo y se analizó su sangre en busca de modificaciones epigenéticas, esto es, cambios en el ADN causados por elementos físicos o psicológicos que impactan en las células y pueden indicar cuáles genes se han activado o desactivado a lo largo de la vida, permitiendo calcular la edad biológica de las células, que puede ser mayor o menor que la edad cronológica; es decir, que una persona tenga más desgaste del que debería a su edad o al contrario, que se conserve mejor de lo que se esperaría.

El equipo, liderado por Calen Ryan, investigador científico asociado del Centro de Envejecimiento de la Escuela de Salud Pública Mailman, encontró que las mujeres que habían estado embarazadas eran biológicamente mayores que aquellas de la misma edad que no lo habían estado, en una diferencia calculada de entre cuatro meses y más de un año. Expresado de otro modo: alrededor de 3 % mayores.

Además, la cantidad de hijos también influyó en las conclusiones del estudio, pues se consideró que las mujeres con más embarazos envejecen en sus marcadores epigenéticos hasta cinco meses en comparación con las que tuvieron menos.

Como grupo de control no sólo se estudiaron mujeres sin hijos sino también hombres, en ellos, el desgaste de sus células no estaba relacionado con el número de hijos engendrados.

La teoría detrás de este estudio es que el embarazo tiene un costo físico alto y que los cuerpos de las mujeres gestantes deben optimizar su energía y recursos para llevarlo a cabo, aun a costa de descuidar otras funciones.

Pero amamantar podría rejuvenecer

Otro estudio en la misma línea de investigación, publicado en Cell Metabolism apenas en marzo de este año dan motivos para el optimismo. 

El bioestadístico Hung Pham y Kieran O'Donnel, profesor asistente del Centro de Estudios Infantiles de la Universidad de Yale, participaron en la investigación que también estudió cómo impacta el embarazo en los marcadores epigenéticos, y aunque encontraron que en las 20 semanas del embarazo la edad biológica aumentó hasta dos años, presenciaron una recuperación acelerada a sólo tres meses del parto, pues el ritmo de envejecimiento disminuyó hasta 16 %, una proporción mayor al desgaste.

Esto despierta la idea de que el envejecimiento celular por el embarazo puede ser reversible e incluso que la maternidad podría tener un efecto rejuvenecedor. 

Entre los factores que pueden ayudar o no la recuperación se identificó al índice de masa corporal, que entre más alto fue menos favoreció, y la lactancia materna, préctica característica de las participantes que se recuperaron en mayor proporción.

Quizá la misma cercanía con los hijos crea una satisfacción emocional que a nivel celular compensa el desgaste físico de la maternidad.

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