Desertificación: El alarmante fenómeno que padece América Latina
Este fenómeno avanza lento pero inevitable a pesar de las medidas que podrían ayudar a reforestar y regenerar los ecosistemas
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), "el fenómeno de la desertificación es uno de los principales retos medioambientales de nuestro tiempo", tratándose de un problema de escala mundial.
¿Qué es la desertificación?
El organismo internacional define a la desertificación como la "degradación continua de los ecosistemas de las zonas secas debido a las actividades humanas y al cambio climático", debido a la sobreexplotación de la tierra, la minería, el sobrepastoreo y la tala indiscriminada.
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Tratándose de un proceso destructivo, que una vez que se eliminó la capa protectora de vegetación de la superficie, el viento y el agua abren canales que rompen el suelo y lo hace aún más susceptibles de erosión.
Es por esto que la problemática trae consigo consecuencias graves para la biodiversidad, la seguridad de los ecosistemas, la erradicación de la pobreza, la estabilidad socioeconómica y el desarrollo sostenible, lo que podría ocasionar el desplazamiento de miles de personas según advierte la ONU.
¿En dónde ocurre este fenómeno?
A pesar de que la desertificación es un asunto mundial, América latina es donde se mostró una proporción mayor de tierras degradadas, juntó a el Caribe, Asia Central y Oriental, según datos oficiales del 2019 que se encuentran en el Panel de Datos de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).
Conforme a el acuerdo internacional advirtió que el ritmo de degradación va en aumento y según los datos oficiales la velocidad de incremento es de 30 y 35 veces, agregando en su sitio oficial: "A cada segundo se degrada un área de tierras sanas equivalentes a cuatro campos de fútbol", lo que sería 100 millones de hectáreas cada año.
Al ser un fenómeno inevitable, algunas medidas que menciona la ONU que podrían reducir la desertificación incluyen reforestar y regenerar especies arbóreas, mejorar la gestión del agua, mantener el suelo, enriquecer y fertilizar el suelo a través de la regeneración de la cubierta vegetal, entre otras.
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