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¡Cuidado! Así afecta la menopausia a la salud cardiovascular de las mujeres

Los expertos han compartido que la menopausia aumenta riesgo de infartos o embolias

El periodo de la menopausia es variable de mujer a mujer, pero normalmente suele aparecer alrededor de los cuarenta o cincuenta años. 

Se suele pensar que únicamente trae consigo sensaciones desagradables, achaques o bochornos. Sin embargo, también hay que tomar en cuenta el riesgo cardiovascular que sufren las mujeres que están pasando por la menopausia. Esta información fue dada a conocer por Martha Asunción Sánchez Rodríguez, académica de la UNAM. 

La discusión surgió a partir de la conmemoración del Día Mundial de la Menopausia, la cual se celebra el 18 de octubre todos los años. 

En este sentido, la experta universitaria subrayó que las principales causas de muerte después de esa etapa son el infarto y la embolia. "Ni siquiera es el cáncer sino el infarto, porque no tomamos atención a detalles como la ganancia de grasa", indicó. 

Explicó que, el riesgo cardiovascular se incrementa de manera importante en las mujeres después de la menopausia, debido a que la deficiencia de estrógenos aumenta la grasa corporal y los lípidos en la sangre, y genera ganancia de peso.

La integrante de la Unidad de Investigación en Gerontología reiteró que, en este punto o momento en la vida de la mujer, inicia su envejecimiento reproductivo. Es decir, el momento cuando se pierde la posibilidad de la fertilidad y cesa de manera permanente la menstruación.

Antes de este periodo, los estrógenos disminuyen gradualmente, dando origen a un sinnúmero de cambios; tienen receptores en todo el cuerpo incluyendo el cerebro, pero se les asocia principalmente con los genitales y las glándulas mamarias. 

"Es un proceso, inicia aproximadamente a los 40 años y ya más cerca de la menopausia la pérdida de estrógenos es más drástica y aparece la sintomatología", precisó.

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Aproximadamente, el 70 por ciento de las mujeres presentan estos síntomas durante la transición a la menopausia, llamada también climaterio, el cual se caracteriza por ocasionar muchos bochornos, taquicardia, ansiedad e incapacidad para dormir.

Estos malestares generan insomnio y alteraciones del humor, los cuales están relacionados con la disminución de los estrógenos que no llegan a los receptores del cerebro. Algunos reportes señalan que los bochornos pueden durar hasta 10 años, aunque hay quienes no tienen ninguna sintomatología y son aproximadamente el 30 por ciento de las mujeres, agregó Sánchez Rodríguez.

Existen otras manifestaciones que suelen detectarse hasta que se les pregunta directamente, como los urogenitales y el aumento en la frecuencia urinaria, especialmente en las noches.

La experta insistió en que no hay una edad específica para el climaterio, pues en cada una se presenta en un momento particular. No obstante, con base en datos nacionales, se calcula que, en las mexicanas, se registra entre los 47 y 48 años, aunque el intervalo va desde los 45 hasta los 54 años.

"Depende mucho de con cuántos óvulos nacimos cada una, cuántos nos hemos gastado y cómo ha sido nuestra vida", argumentó la universitaria. Del mismo modo, mencionó que el abordaje que se tenga de este proceso natural dependerá de la sintomatología y gravedad con la que cada mujer lo experimente. 

"Generalmente, es el ginecólogo quien da seguimiento en esta etapa y les ayuda a permanecer sanas o corregir los factores modificables para prevenir las enfermedades. Se puede recomendar terapias hormonales para brindar calidad de vida durante el proceso de envejecimiento", comentó.

Si la persona presenta problemas de sobrepeso, obesidad o hipertensión, requiere de la atención de especialistas para prevenir un riesgo cardiovascular. Del mismo modo, si tiene signos de depresión, puede solicitar el apoyo de un psicólogo o psiquiatra.

"Si bien es un proceso que les sucede a todas las mujeres, a nivel institucional, de la parte médica, no se le pone mucha atención. Una va al doctor y dice: “tengo muchos bochornos y no me dejan dormir, estoy muy incómoda”, le contestan que va a pasar y no se da tratamiento ni seguimiento. Hay estudios recientes que señalan que son un factor de riesgo para un posible infarto; entonces, sí hay que tratarlos. Es la alerta de todo lo que puede estar pasando”, aseveró.

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CM 
 

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