¿Cómo aprender a gestionar el estrés vehicular?
Particularmente en metrópolis congestionadas, conducir un automóvil se transforma en una experiencia estresante y de puro agobio
Aprender a gestionar las emociones cuando se está frente a un volante no sólo es beneficioso para la salud psicológica, también aminora los riesgos de padecer un accidente.
Recordemos que es muy fácil perder los estribos al estar manejando, tal y como advierte el doctor Luis Valdés, del Departamento de Neurociencia de la Universidad de Chile. Situaciones de estrés crónico e incluso dolencias físicas (como una mala postura al manejar), pueden afectar la producción de serotonina —la cual regula los estados anímicos—. Su baja producción se relaciona con estados de depresión, ansiedad y estrés.
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Aunque no hay una fórmula mágica para evitar por completo el estrés vehicular —quizá lo ideal sería que la infraestructura citadina fuese más amable en sus traslados (para no sólo viajar en automóviles), así como una educación vial más reiterativa—; estas son algunas prácticas que ojalá puedan ser de ayuda.
- Respiración profunda
La respiración profunda es una técnica muy efectiva para relajarte. Inhala lentamente por la nariz, retén el aire unos segundos y exhala despacio por la boca. Repite este ejercicio varias veces antes de comenzar a conducir o si sientes ansiedad durante el trayecto. Este hábito puede ayudarte a mantener la calma.
- Planificar la ruta
Tener claro el camino que tomarás puede minimizar la tensión. Antes de salir, utiliza aplicaciones de navegación para identificar rutas con menos tráfico y calles más tranquilas, ideales si estás aprendiendo a manejar. Una buena planificación reduce sorpresas y facilita un viaje más relajado.
- Escuchar música
La música tiene el poder de influir positivamente en tu estado de ánimo. Elige listas de reproducción con melodías suaves y tranquilas que te ayuden a mantener un ambiente sereno mientras conduces. Si necesitas inspiración, busca sugerencias específicas en guías de música relajante para viajes.
- Reconocer los desencadenantes
Identificar las situaciones que más te irritan puede marcar una gran diferencia. Por ejemplo, si sabes que el tráfico pesado te pone de mal humor, considera salir más temprano, tomar rutas alternativas o ajustar tu mentalidad para afrontarlo con paciencia.
- Aplicar técnicas de relajación
Además de la respiración profunda, hay otras formas de mantener la calma al volante. Escucha un podcast interesante que capture tu atención o prueba una meditación guiada diseñada para conductores; siempre manteniendo los ojos abiertos y la atención en el camino.
- Realizar descansos regulares
En viajes largos, es fundamental hacer paradas frecuentes para relajarte, estirar las piernas y despejar la mente. Esto no solo te ayuda a manejar mejor el estrés y la irritación, sino que también mejora tu concentración y contribuye a tu seguridad vial.
- Mantener una actitud neutral
No olvides que jamás podrás controlar el comportamiento de los automovilistas a tu alrededor; si es que se pasan el alto, si no prenden sus direccionales, si te pitan. No te pediremos que reacciones de manera positiva a esas respuestas porque es humanamente imposible, sin embargo, sí procura no tomártelo personal, de otra forma, una actividad que ya resulta estresante, puede volverse aún más terrible.
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AO