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Stop motion, un estilo de vida

Existen estilos de animación que están por extinguirse ya que no se le invierte en México

En Guadalajara desde hace más de dos décadas hay un grupo de animadores que han estado desarrollando el stop motion, principalmente como un estilo de vida, pues es lo que más les apasiona y a partir de ello han creado toda una escuela.

Karla Castañeda, Rita Basulto, León Fernández, Luis Téllez, René Castillo y Juan José Medina se reunieron ayer en el Conjunto Santander de Artes Escénicas en el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) para dialogar en torno a esta técnica de la animación y también para contar sobre lo que están trabajando actualmente.  

Medina, quien fungió como el moderador de la charla, destacó que a inicios del año 2000 se decía que en Guadalajara se había formado una escuela de animación stop motion y cuestionó a los demás creativos sobre si este movimiento es una realidad, a lo cual, René Castillo compartió:

“Yo tengo la sensación de que sí pasó algo aquí en Guadalajara, y mi percepción es que tenemos un festival de cine muy importante, teníamos unas condicione s muy distintas a las que hay en la Ciudad de México donde hay mucho trabajo de publicidad. Entonces, de pronto ya estabas en la industria haciendo comerciales y acá no hay chamba. Entonces, definitivamente aquí influyó Guillermo (Del Toro), aquí empezó con Rigo Mora haciendo stop motion y cuando algunos nos enteramos que se podía animar con monitos, empezamos a explorar”.

Para Luis, el stop motion tuvo varias etapas en la ciudad, primero con Guillermo y con Rigo, luego esta iniciativa contagió a otros curiosos como ellos, “en un inicio todos éramos como una especie de francotiradores, cada quien por su lado y para que exista una escuela, se tienen que dar unas directrices muy en lo particular, pero aquí no las hubo,  sin embargo, por toda la historia plástica de la región, hay un gusto en cuanto a las temáticas”.

La conclusión es que debido a la falta de trabajo para los animadores en la ciudad, proliferó el stop motion; y en cuanto a la técnica, Medina afirmó que hay valores muy altos de producción para la realización de proyectos, mientras que en el lenguaje creativo hay varios ejes en los que recurren todos los que hacen este tipo de animación: la soledad, la locura y la muerte.

“Cuando haces cualquier pieza de arte, porque considero a la animación como un arte en movimiento, ahí se muestran todas tus obsesiones, tus tendencias, toda la necesidad que tienes de expresar en la plástica y ésta se crea a partir de un sentimiento”, comparte Rita.

León Fernández, quien es de oficio escultor y que después entró a la animación, señala que en su caso se motivó a contar este tipo de historias bajo estos conceptos al ver el trabajo de sus compañeros, sintió que no era el único que quería hablar de temas más oscuros.

Por su parte, Karla Castañeda abogó por que el público comprenda que la animación no solo es para niños: también es para adultos y se pueden tocar temas muy distintos.

Los animadores coincidieron que se debe seguir trabajando en la animación, que ahora mismo no existe la estructura necesaria en el país para hacer proyectos más ambiciosos y por ello buscan otras alternativas, por ejemplo René que viaja a China para desarrollar su largometraje de animación.

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