“Ocho de cada diez”, un retrato sobre violencia y marginación
La película de Sergio Umansky explora las injusticias sociales, pero también la indisoluble esperanza
La cinta mexicana del director Sergio Umansky, “Ocho de cada diez”, se estrena este jueves 9 de diciembre en salas mexicanas, la película es protagonizada por Noé Hernández y Daniela Schmidt, quienes también ejercen el el rol de productores. La trama aborda los contextos de violencia y marginación que a diario se suscitan en una metrópoli de contrastes como la Ciudad de México.
La cinta resalta que en la última década en México han muerto asesinadas más de 240 mil personas, lo que se traduce en 24 mil al año, dos mil al mes y 70 por día. La historia de este proyecto comienza cuando asesinan al hijo de “Aurelio” (Noé Hernández), quien tras su pena, tiene que sobrevivir a un sistema corrupto y de impunidad para poder encontrar a los culpables de la muerte de su hijo. Por otro lado está “Citlali” (Daniela Schmidt), una trabajadora sexual, víctima de violación y marginación, cuyo sueño es reencontrarse con sus hijos y recomenzar. Las soledades de ambos personajes se unirán para hacer frente a las circunstancias que atraviesan.
“Esta es una historia fuerte, es una historia cruda, pero creo que dentro de todo hay una historia de amor en el centro y que permea todos los sitios del horror que visita la película, al final estos dos personajes, quienes son los protagonistas de ‘Ocho de cada diez’ encuentran la forma de hacer de su vida y del nuevo día, una hoja en blanco en donde escribir una nueva historia de amor para sus vidas, llena de luz y de esperanza”, comparte en entrevista para EL INFORMADOR, Daniela Schmidt.
Reflexión de soledades
Y es que sin esperanza y amor, ¿qué queda entonces para seguir luchando? La actriz ve esta unión de los personajes como un contrapunto en la historia sobre toda la indolencia que muestran las autoridades, “que se supone que están ahí para ayudarnos cuando sufrimos un tipo de crimen, o de situación como la que viven estos personajes. Y creo que es bien bonito irse con esa idea de que al final los seres humanos tendemos al bien, a la búsqueda del amor, de la esperanza y de la fe. ‘Citlali’ y ‘Aurelio’ contrapuntean a esos personajes de las autoridades que son tan indiferentes, que los tratan como basura y que no les importa que perdieron a un familiar o que son víctimas de un delito como el tráfico de personas”.
Quienes vean la película y no hayan pasado por una situación de estar en una fiscalía, o una morgue, vivirán muy aproximadamente esas emociones que a diario viven decenas de personas que tienen que pedir justicia por sus muertos. “Yo insisto que nuestra labor como cineastas es contar historias, no somos jueces ni parte, simplemente estamos contando historias que nos tocan vivir en nuestra vida y esa es también la belleza del cine, desde mi punto de vista estamos haciendo un retrato del momento histórico que nos toca vivir. ‘Ocho de cada diez’ definitivamente está inscrita en un momento de la historia de nuestro país muy compleja donde había un momento muy álgido de la política y el entramado social en México. Y había una necesidad muy fuerte de pegar un grito en el cielo y preguntar qué nos está pasando y a dónde vamos como país”.
Con respecto a su personaje “Citlali”, comparte Daniela que está dibujado desde la dignidad y no desde la revictimización. “Es un personaje que me llenó de tantas cosas. El acervo que tenía el director y que puso en mis manos para construir este personaje, fue increíble. Él tenía mucho material de entrevistas que había hecho con mujeres que estaban en situación de calle, de adicción, de abandono y de tráfico humano, así que a partir de ello fuimos construyendo a esta ‘Citlali’ que en ningún momento se comporta como víctima y eso es algo que yo aprecio mucho en este guion. Porque ella y ‘Aurelio’ a pesar de que están viviendo cosas tremendas, en ningún momento están pidiendo ninguna limosna, no están utilizando su pena para conseguir algo, simplemente están tratando de obtener un poco de dignidad por las autoridades y ser atendidos humanamente y con un poquito de respeto”.
Detrás de historias profundas
Daniela comparte que seguirá siendo una contadora de historias no solo desde su vocación de actriz, sino también como creativa y productora. “Mi principal pasión en la vida es la actuación, pero también soy creadora, hay muchos proyectos muy lindos que han llegado a mí por fuera, que llegan a mis manos por terceros, pero también tengo una necesidad imperiosa por contar las historias que a mí me tocan, me surgen de dentro o que yo observo en mi entorno”.
“Este es mi primer largometraje como productora, pero también he producido ya cortometrajes y obras de teatro, no puedo quitarme esa parte de involucrarme y de proponer”, remata.