Entretenimiento

La historia se reescribe en "Sexo, pudor y lagrimas 2"

Con el estreno de esta cinta en HBO Max, se abre un nuevo capítulo para un clásico del cine mexicano

El navegador no soporta HTML5.

Este 4 de febrero a través de HBO Max se estrena, 22 años después, la continuación de un clásico de la filmografía mexicana que batió récords de taquilla al recaudar 115 millones de pesos: “Sexo, pudor y lágrimas”, historia que marcó un parteaguas en la manera de retratar las relaciones amorosas e interpersonales. Y ahora, la trama se reinventa tomando como contexto la manera en las que las nuevas generaciones gestan sus relaciones afectivas.

Susana Zabaleta, Mónica Dionne, Cecilia Suárez, Víctor Huggo Martin y Jorge Salinas vuelven a meterse en la piel de sus personajes, mientras le dan la bienvenida al elenco juvenil que da continuidad a la historia: Ximena Romo, Naian González Norvind, Victoria Volkóva, José Ángel Bichir y Paco Rueda.

En entrevista exclusiva con EL INFORMADOR, el reparto habla sobre el regreso de este proyecto arropado por una estela femenina y donde las masculinidades no se vuelven frágiles, pero sí se deconstruyen.

El capitán del barco es Alonso Iñiguez, quien toma las riendas de la dirección por invitación del productor Matthias Ehrenberg.

Para el cineasta esta es su ópera prima, aunque previamente por HBO Max se estrenó en diciembre pasado su segundo filme “Operación Feliz Navidad”. Alonso logra generar el mismo tono y atmósfera en esta segunda parte de “Sexo, pudor y lágrimas” pero un contexto totalmente contemporáneo.

“La generación original -por decirlo así-, planteó los límites del universo en el que nos íbamos a mover, porque al final de cuentas era la película a la que nosotros estábamos invitados. Entonces, creo que fueron sumamente amables con nosotros al recibirnos, abrazarnos y decirnos… ‘venga, entren en nuestro universo y sean partícipes’. Fue muy bonito encontrarme con todos y cada uno de ellos, escuchar sus experiencias del primer rodaje, y también toda su experiencia puesta en este segundo.

Además, la otra generación también venía completamente dispuesta a pertenecer a este universo que es tan icónico y tan maravilloso, la verdad fue un ejercicio y una experiencia muy bonita”.

El pasado vuelve

Susana y Víctor Huggo se ponen de nuevo en la piel de “Ana” y “Carlos”, ahora desde otro punto de su relación, más madura y en equilibrio, claro, hasta que el pasado toca a su puerta e invariablemente el fantasma de “Tomás” (Demián Bichir) se haga presente.

“Yo creo que sí, el pasado nos vuelve a pasar, y nos pasa de una forma extraordinaria, sobre todo en esta película cuando ves que la generación que viene, que son nuestros hijos, piensan completamente de otra forma. (Ellos) se sienten más a gusto con sus cuerpos, no importa si están gordos, flacos o raros… Se sienten a gusto o buscan la manera de sentirse así”, expresa Susana, quien hace una reflexión sobre cómo las generaciones anteriores gestaban sus interacciones, al menos en el retrato que existe del anterior filme.

“Antes tomaban sustancias ilegales o se quitaban la vida, porque esa era la única manera de estar en paz, y yo creo que esta película es un gran aprendizaje hacia ese respeto que tiene que existir de generación en generación, no importa que pienses diferente, porque cuando tú lo ves expuesto y entiendes, no te queda más que aceptarlo y respetar”.

Por su parte, Víctor Huggo comparte que la manera en la que pueden evolucionar las generaciones anteriores es escuchando, “siento que por eso ahora nosotros como personajes estamos pasándole la estafeta a los jóvenes, para que ellos cuenten la historia, porque ahora ,si eres un adulto, tienes 50 años y quieres seguir evolucionando, tienes que escuchar, absorber y percibir hacia dónde está yendo el presente, cómo se mueve, cómo se manifiesta y cómo se vive el amor, cómo se experimenta, cómo se busca y cómo se está en él, porque es la única manera, porque si uno sale con sus ‘ideas’ todo esto se detiene e involucionas”.

Voces de una nueva generación

José Ángel y Naian, con sus personajes, son parte importante del hilo conductor de la trama que se cuenta en esta segunda parte: “Para mí la primera película dio mucho de qué hablar en su momento, pero luego la sociedad siguió avanzando y hemos cambiado tanto en 20 años que si íbamos a usar el mismo universo sí teníamos que contar cosas diferentes y nuevas, poniendo sobre la mesa temáticas más pertinentes sobre quiénes somos ahora y creo que se logra súper bien. El guion me encantó cuando lo leí, y me subí a este barco que ya llevaba varias millas transitando por el océano”, indica el actor.

José Ángel se mete en la piel de “Mateo”, un hombre que está lleno de preguntas, por lo que decide recorrer el pasado de quienes le precedieron para encontrar respuestas que ayuden a llenar el vacío que tiene: “Él irrumpe y molesta hasta cierto grado a muchos de los personajes para desesperadamente encontrarse y encontrar la liberación que está buscando, así como lo hacemos todos”.

Resignificando los conceptos

Ximena y Paco hacen una reflexión sobre la resignificación de los conceptos sexo, pudor y lágrimas 20 años después. Coinciden en que el sexo es un tema mucho más abierto donde hay una gama de posibilidades, que van relacionadas con el pudor, mientras que las lágrimas siguen y seguirán presentes.

“Ahora estamos en una generación donde se aprovecha mucho más la sexualidad y ahora lo que tendríamos que cuestionarnos es una cosa más de intimidad. Con el pudor hay una red de información tan grande que ya no lo puedes elegir”, dice Paco, mientras que reitera Ximena que lo único que no se puede elegir, son las lágrimas, “porque las relaciones siguen siendo igual de intensas, igual de complejas, dolorosas e increíbles”.

Finalmente para Victoria, esta experiencia de la película es única, se trata de su incursión en el cine y no puede estar más emocionada porque lo hace en un clásico del cine mexicano: “El reto para mí fue entrar a un universo completamente desconocido, no había actuado en cine, sobre todo en algo tan grande y comercial, y siento que hubo que aprender mucho y ver mucho, también siento que en ese momento tenía todavía mucha timidez, incluso inseguridades que (la cinta) la comencé a ver como una terapia”, expresa que se trató de reconectar con sus emociones y sentimientos para aprender a proyectarlos dándole voz a su personaje, una chica abierta al amor y a expresarlo de una manera libre.

"El pasado nos vuelve a pasar, y nos pasa de una forma extraordinaria, sobre todo en esta película cuando ves que la generación que viene, son nuestros hijos".

- Susana Zabaleta, actriz

MQ

Síguenos en

Temas

Sigue navegando