La forma del amor bajo la mirada de Del Toro
El director presentó ante fans y la prensa su más reciente producción con la cual obtuvo El León de Oro, en Venecia; la cinta será estrenada a nivel comercial, en México, en enero del 2018
A lo largo de nueve películas, el director Guillermo del Toro satisfizo los caprichos de “Guillermo el niño”, aquel que jugaba a los monstruos, a los robots, a las apariciones y a los demonios. Pero con su décima película, el cineasta tapatío decidió apostarle a lo que “Guillermo el adulto”, el hombre de más de 50 años, quería filmar. El resultado es “La forma del agua”, una historia de época, de fantasía, de amor, de comunicación y de soledad que le hizo merecedor del máximo premio del Festival Internacional de Cine de Venecia —El León de Oro— y que recién estrenó en México en el marco del XV Festival Internacional de Cine de Morelia, casi tres meses antes de su corrida comercial en nuestro país, que será en enero de 2018. Recibida con aplausos, “La forma del agua” cuenta la historia de una mujer muda y el vínculo que desarrolla con una criatura anfibia traída a la fuerza desde el Amazonas.
La cinta habla descarada y libremente de la cinefilia de Del Toro, “es por eso que está filmada con los movimientos de cámara y la estética de un musical, aunque no estén cante y cante, la puesta en cámara es la de una película clásica”. Además, es el relato que tiene la más descarada y potente carga sexual dentro de la filmografía del director de “El Laberinto del Fauno” y “Cronos”. “Esto parte de la mitología clásica de “La Bella y la Bestia”, como que tiene el mismo ADN [...], pero aquí iniciamos con la ‘princesa’ autosatisfaciéndose antes de ir al trabajo, es una princesa que tiene una vida más compleja y real que la de un personaje de caricatura, frente a una Bestia que (al contrario que en los cuentos) no va a cambiar”, comentó el realizador en rueda de prensa en la capital michoacana.
Respecto a la sexualidad en el filme, Del Toro considera que “los mexicanos y latinoamericanos podemos acercarnos a las historias de amor que incluyen amor físico sin ningún problema. Este es un rollo que libera y que no pasa en el mercado anglo”. Además, observar eso en una historia de fantasía, donde hay seres humanos y criaturas imposibles “nos habla de la relación que los latinos tenemos con lo fantástico, con lo mágico. Aceptamos la convivencia de la magia y la fantasía de forma muy natural, y quería que la película tuviera eso”, señala el realizador tapatío.
“La forma del agua” es, primordialmente, una historia de amor, de la mirada hacia el otro y el reconocimiento de uno en la otredad. “Me interesa una historia de amor liberador, sobre la tolerancia, el cambio. Hoy el mundo gira en torno a la idea de que hay que tenerle miedo al otro, a quienes nos rodean, y yo quería una película sobre precisamente lo opuesto”.
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“Esta es mi película más optimista”, dice Del Toro sobre “La forma del agua”, cuya carga de violencia, turbulencia y dolor es crucial. Empero, la película también ofrece un relato de amor totalmente desprovisto de cinismo: el amor de sus protagonistas es transparente y contundente. El realizador aclara que ese “optimismo” proviene de su intención de “nombrar al amor como una gran fuerza. Es una declaración del amor al amor”, refuerza.
Más de un amor
La otra forma de amor que Del Toro reconoce en su cinta es la del “amor al cine”, lo cual queda de manifiesto desde el arranque, cuando descubrimos que la protagonista vive en la parte alta de un cine. “Ésta no es una carta de amor al buen cine ni al cine santificado, sino al cine dominguero, que es el que te salva la vida. A mí, me la ha salvado, una película dominguera me ha logrado rescatar cuando he estado hundido”.
A pregunta expresa de la prensa que se congregó en torno al cineasta tras la proyección de este celebrado largometraje, sobre si cree que “La forma del agua” le llevará a ganar el Oscar como director, Del Toro dijo que no piensa en los premios, que su logro es la película misma. “Soy un gordo raro, que hace películas raras. Y soy fielmente devoto a un género demasiado particular, que es la fantasía. Conecten o no conecten, estoy feliz por seguir haciendo las películas que yo quiero. No pido permiso. “La forma del agua” ha tenido una muy bonita aceptación, y eso es ya lo importante porque esta película viene de mi corazón. Trata sobre mi corazón. Lo demás es un volado con diez monedas al aire.”