King Gizzard & The Lizard Wizard: psicodélia pura
La banda de rock psicodélico se presentó ante un repleto C3 Stage
Cuando en el primer trimestre del presente año se anunció que la segunda edición del festival Hipnosis estaría encabezado por King Gizzard & The Lizard Wizard, los amantes de sonidos psicodélicos quedaron fascinados y los tapatíos con la esperanza de que los australianos pisaran por primera vez la tierra del tequila. Meses después se dio la noticia que tendrían una presentación en el C3 Stage y este martes 9 de octubre el lugar se llenó de garage y sonidos psictrópicos.
Se trataba de una noche sui generis: un concierto de rock en martes, y dos bateristas en una banda. Ni el hecho de que fuera inicio de semana, ni en un mes súmamente cargado de eventos en la ciudad (más de 70) impidió que el lugar estuviera a reventar. No cabía un alfiler más, y es que a pesar de tener sólo ocho años de existencia King Gizzard and the Lizard Wizard se ha convertido en una de las favoritas de esta generación por su acidez sonora y entrega total en el escenario.
Stu Mackenzie, Eric Moore, Ambrose Kenny Smith, Cook Craig, Michael Cavanagh, Lucas Skinner y Joey Walke tomaron por asalto el entarimado y resonó 'Rattlesnake' de Flying Microtonal Banana, su novena producción discográfica.
Le siguió 'Sleep Drifter' y 'Crumbling Castle' en medio de las contorsiones de su vocalista y guitarrista Mackenzie y la coordinación perfecta de Cavanagh y Moore, los dos bateristas.
Si bien sólo tiene ochos años en la escena King Gizzard & The Lizard Wizard cuentan en su haber con 13 materiales.
El setlist hizo justicia a la vasta discografía con la que cuentan los de Melbourne; 13 son los trabajos de larga duración en los que juegan con sonidos garage y toques de jazz.
'The Fourth Colour', 'Muddy Water', “Robot Stop”, fueron parte de las canciones entonadas acompañadas con luces alucinantes y proyecciones delirantes.
El fin llegaba, los cuerpos empapados de sudor, dieron el último esfuerzo y brincaron al ritmo de 'Gamma Knife' y sus tempos de tarola y bombo frenéticos.
Los alrededor de 90 minutos que duró el concierto, pasaron rápido para los asistentes y los ochos integrantes de amigos que iniciaron una banda de rock y que en menos de una década han dado la vuelta al mundo.