JLo arrasa en el desfile de Versace con vestido que usó en el 2000
La cantante es la sensación en la semana de la moda de Milán
La cantante y actriz latina estadounidense Jennifer López causó sensación este viernes en la pasarela de Milán al desfilar para Versace, una sorpresa en el cierre de un certamen que se dejó llevar por la selva amazónica de la mano de Marni.
Reina de la gala con un espectacular vestido de seda verde muy escotado, el mismo modelo que corto el hipo en la ceremonia de los Grammy del año 2000, JLo demostró su poder en una sala al borde de la histeria.
Era un secreto celosamente guardado, que solo empezó a revelarse con la música de la estrella durante el show.
Antes, Gigi, Bella y Kaia desfilaron al más puro estilo Versace de los años 2000, con vestidos cortos y muy ajustados, lentejuelas y actitud sexy y decidida.
El certamen de Milán mostró además su lado comprometido con un viaje al Brasil en defensa de Amazonía, fuente de inspiración del intelectual y excéntrico diseñador Francesco Risso de Marni, que jugó con hojas de banana, flores y exuberancias tropicales.
"Así nació el proyecto, en un viaje que desafortunadamente terminó con los trágicos incendios de la selva amazónica", contó el estilista al término del desfile.
"Estaba conmovido y quería hablar sobre la urgencia de proteger la naturaleza", contó.
Como un mensaje a favor de rescatar la selva, la célebre marca reprodujo para los desfiles la jungla, empleó árboles realizados completamente con cartón y botellas de plástico recicladas.
Los trajes son en cambio en algodón orgánico con tafetán de telas recicladas. La energía del color, un elemento clave en las colecciones de la casa Marni, la transmite esta vez a través de trajes con cuadros, manchas y flores estilizadas, como pinturas abstractas realizadas por Risso y sus artistas.
"De verdad pintamos desnudos por semanas", confesó el diseñador.
Teatral, con los dibujos orientales de la artista Lucia Pescador como telón de fondo, la firma Marras une dos islas muy diferentes, Japón y Cerdeña, en Italia.
Como por magia, entre kimonos rosados y sedas, el espectador llega a la Tierra del Sol Naciente.
El desfile resultó más bien un espectáculo que se celebró entre el público, las modelos desfilando entre los pasillos y los sillones, rompiendo con los códigos del mundo de la moda.
"Quería ofrecer un espectáculo real, una pausa en medio de la semana de la moda", confesó a la AFP el creador y director al margen del desfile.
"Crear una colección es un trabajo que lleva tiempo y se necesita también tiempo para ver, apreciar, observar, comprender", explicó Marras.
El universo exuberante y ecléctico del estilista estaba acompañado además por música japonesa.
jb