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“Guillermo del Toro está malinformado”: María Novaro

La cineasta y actual directora del Imcine responde a las críticas surgidas a la industria fílmica nacional

El 4 de enero, expertos en políticas culturales criticaron la estructura del Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional (Eficine), así como las declaraciones oficiales en las que se mencionó que el recurso destinado al cine fue de 900 millones de pesos (MDP) el año pasado (700 MDP provienen de Eficine, cuyo recurso no sale del presupuesto de la federación, sino de un modelo en el que empresas destinan su pago de impuestos, 10% del ISR, a un proyecto cinematográfico). 

Otro punto criticado fue que, al margen del valor artístico de los proyectos participantes, si no cuentan con una empresa cuya situación fiscal esté en orden, no podrán acceder al apoyo o recibirán menos dinero.

La cineasta galardonada con varios premios de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y directora del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), María Novaro, responde ahora a las críticas.

—Para analistas del Movimiento Colectivo por la Cultura y el Arte en México, la estructura de Eficine es difícil para cineastas independientes. ¿Se ha pensado hacerla más accesible?

—Hace dos años se le hicieron cambios al Eficine. Desde entonces aplica el doble de proyectos. Establecimos una primera etapa de evaluación cinematográfica (los proyectos concursan por sus méritos, sin necesitar un contribuyente, que es una empresa que dedica el 10% de sus impuestos a un proyecto de cine). En esa primera etapa hay un consejo evaluador que analiza la calidad artística y la viabilidad de producción; después, los proyectos ya pueden participar de la mano de empresas contribuyentes. La segunda etapa es la evaluación fiscal de las empresas aportantes. Hay muchas personas que no tienen proyectos ni están aplicando y no se han dado cuenta de los cambios que hay en Eficine.

—Se ha criticado que de los 900 MDP destinados al cine, 700 provienen de Hacienda y no del Presupuesto de Egresos de la Federación.

Hay una confusión en algunas personas. Eficine es un instrumento del Estado, gestionado por el Imcine de la mano de la Secretaría de Hacienda, Cultura y el SAT. Por ahí me pareció leer que el dinero del Eficine no es del Estado; claro que lo es, viene de Hacienda en egresos, es dinero que el Estado renuncia a recibir por vía de impuestos y autoriza que los contribuyentes den de manera directa a proyectos cinematográficos. Todo el dinero viene de Hacienda; lo pasan a través de Imcine como instrumento para realizar y dar seguimiento a las convocatorias. Por un lado, Hacienda aporta dinero para el Programa de Fomento al Cine Mexicano (Focine) y también destina dinero al Eficine, sólo que una parte viene de ingresos de Hacienda y otra de egresos. Los 900 MDP son gestionados por Imcine y vienen de Hacienda, como todo dinero público.

—Son 15 años de Eficine, ¿no debería reajustarse ese tope de 20 MDP a los que puede acceder cada película y fomentar cintas más ambiciosas o mejor producidas?

—El Estado no produce las películas, es un apoyo para que consoliden su esquema financiero. Gracias al Eficine, en México se pasó de producir cinco o seis películas al año a 259; 56% de este cine se hizo con apoyo del Estado. Es un estímulo, un apoyo. No existen películas financiadas 100% con dinero público, tal como sí las hubo con el Banco Cinematográfico en los 70. En algunas épocas, el Estado pagaba al 100 % las películas; ese no fue el esquema de Eficine, diseñado para ser un apoyo que permita la consolidación de las películas.

—¿Qué opina de que Luis Estrada pidió al Eficine 20 MDP para su película “¡Qué viva México!” y sólo se le autorizaron 2 MDP?

—Luis Estrada presentó su proyecto en tres ocasiones a Eficine. En la primera lo recomendaron los consejos evaluadores, que son personas de la comunidad cinematográfica, cuyos nombres se sortean con notario público y fungen por un sólo periodo. Imcine organiza las sesiones de evaluación, pero no participa ni con voz ni voto. Los consejos toman las decisiones. Estrada iba a aplicar con cuatro o cinco empresas contribuyentes. La que iba a aportar más dinero no pasó la evaluación fiscal. Entonces, Luis y su proyecto podían recibir la aportación de los otros contribuyentes, que era menor a los 20 MDP que solicitó. Él declinó y prefirió aplicar una segunda vez. Un consejo diferente consideró que su película era viable y valiosa. Volvió a aplicar con contribuyentes, con la mala suerte de que otra vez hubo un contribuyente o dos que tampoco estaban en orden con Hacienda; él estaba autorizado a recibir un monto menor al solicitado, y otra vez declinó. Participó una tercera vez con un plan de producción y un presupuesto distintos. Un tercer consejo hizo observaciones a su presupuesto y su plan de rodaje, y consideró que no estaba autorizado. Desde la tercera vez que lo presentó ya estaba asociado con Netflix; él mismo ha dicho que decidió producirla así porque las películas de Netflix tienen presupuestos más altos. Así fueron sus decisiones. El asunto de censura ya es muy descabellado porque en ningún momento nadie, de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia, ejerció censura.

—¿Qué opina de que Guillermo del Toro se ofreciera a pagar la manufactura de las estatuillas del Premio Ariel?

—Desde la Secretaría de Cultura hemos pagado las estatuillas año con año. Imcine las pagó el antepasado; el pasado, Cineteca. Nunca se ha dejado de pagar. Si él quiere pagarlas, adelante.

—¿Qué cree que lo motivó a decir eso?

—Pues que está lejos y fue malinformado. Ojalá yo tenga la oportunidad (ya se lo planteé) de informarlo correctamente. Entiendo que mucha gente está malinformada. De repente las opiniones son de gente que no aplica, no entiende, no sabe y no produce. Es difícil que entiendan cómo funcionan los mecanismos. Eficine es un semillero de buenas cintas, como “Una película de policías”, “Noche de fuego” o “Ya no estoy aquí”.

—¿Hay producciones que han recibido Eficine y están enlatadas?

—Yo lo abordaría de otra manera: hay muchas películas mexicanas que no se exhiben en salas de cine. Haciendo a un lado la pandemia, que afectó la exhibición, las grandes cadenas sólo están obligadas, por ley, a dedicar el 10 % de sus pantallas al cine mexicano. El T-MEC se renegoció un día antes de la toma de gobierno de esta administración; lo dejaron sellado. Países como Francia o Canadá sí negociaron su cinematografía como una excepción; México no lo hizo.

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