Arcelia Verduzco: la madre y voz que busca justicia para la “Niña sola”
El caso de Cintia contado por su madre deriva en un documental del cineasta Javier Ávila, como un testimonio que alienta a más madres ante la tragedia
¿Qué más se le puede preguntar a una madre que no ha encontrado justicia ante el asesinato de su hija que no derive en un cuestionamiento evidentemente lógico sobre su dolor e impotencia? ¿Cómo evitar que cada pregunta y respuesta se conviertan en una herida más al recordar cómo fue asesinada Cintia Patricia Calderón Verduzco?
Arcelia Verduzco es madre de Cintia y en cada entrevista que brinda escarba en todos sus recuerdos para que las autoridades y la sociedad mexicana reaccionen ante la ola de violencia que sigue arrebatando la vida a las mujeres, violencia que tocó a su familia en 2016, cuando Cintia, de 19 años de edad, fue encontrada sin vida en Tijuana, asesinada por un familiar cercano, al interior del espacio que debía ser su lugar más seguro: su casa.
Las estadísticas señalan que al día son asesinadas 10 mujeres en México, de acuerdo al reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública al cierre del 2021, año en el que, de enero a noviembre, fueron asesinadas tres mil 462 mujeres; en 2016, cuando fue asesinada Cintia, en México fueron asesinadas dos mil 813 mujeres.
Ante el estreno del documental “Niña sola”, del cineasta Javier Ávila, que explora cómo han transcurrido los días para Arcelia y su familia desde el asesinato de Cintia, Arcelia recuerda cómo conoció la propuesta de Ávila para el documental actualmente en la cartelera mexicana, de sus motivaciones para participar con el fin de que su testimonio también sea un aliento para las madres y familias que buscan justicia, que no han encontrado a sus familiares, que han sido abandonados por las autoridades mexicanas, para las mujeres que diariamente mueren y sufren por la violencia en todas sus manifestaciones, como ella y sus hijas la vivieron durante años.
“Cuando vi por primera vez el documental fue en el 2019. Al verlo en pantalla, ver mi historia allí, era algo que, yo que conté la historia, me impacté. Espero que ese impacto que recibí con el documental le sirva a muchas, que si sienten lo que yo sentí al verlo entiendan que deben salir adelante, de hablar lo que está pasando en sus vidas para tratar de evitar todo esto, tanta violencia contra las mujeres, crímenes. No soy la única a la que le ha pasado, hay muchísimas madres igual que yo, hijas que han perdido a sus madres en la misma situación”.
Arcelia recuerda que el primer acercamiento con el cineasta Javier Ávila se dio a través del periódico que, en Tijuana, dio seguimiento al feminicidio de Cintia. Esta madre de familia reconoce que las primeras charlas para aterrizar “Niña sola” como un documental no fueron sencillas, sin embargo, la sensibilidad y respeto mostrado por Javier fueron claves para hacer un recuento sobre cómo es que la violencia llegó arrebatando el aliento a Cintia, de quien su cuerpo fue encontrado por Bertha Calderón, su hermana mayor.
“Javier me platicó sobre lo que quería hacer, se me hizo bien lo que tenía pensado y decido participar con él contándole lo que yo había pasado (…) Los primeros diálogos sí fueron algo difíciles, porque tenía poco que había pasado lo de mi hija, estábamos muy sensibles, pero Javier tenía la sensibilidad de escucharnos y hacernos sentir en confianza para platicarle lo que sentíamos, lo que habíamos pasado”.
Aún sin justicia
Las notas periodistas que han seguido el caso de Cintia señalan a Omar Sánchez Puente, expareja de Arcelia, como el asesino. En esta entrevista, Arcelia no menciona el nombre de Omar, pero sí explica que él está prófugo. Recuerda que al inicio de la producción de “Niña sola”, el caso se mantenía aún más estancado, pues hasta ese momento no se había ejecutado una orden de aprehensión, que hoy se mantiene activa desde hace cuatro años, pues se desconoce el paradero del asesino.
“En ese momento no había una esperanza de que hubiera una orden de aprehensión contra esa persona, porque no había ninguna que lo vinculara con el asesinato de mi hija. Después de un año, fue cuando me hablaron para decirme que ya se había girado la orden de aprehensión, pero en el momento que empezamos con Javier, yo no tenía esperanzas de nada”, indica Arcelia al exponer la actualidad del caso de su hija Cintia.
“A esta persona no la han encontrado. Cuando yo pregunto, las autoridades me dicen que mientras no lo encuentren, que no den con él, no se puede hacer nada. Están a la espera de que él comenta algún error para que se dé a ver y lo puedan detener”.
¿Qué significan para Arcelia la justicia o el miedo? Ella responde sobre cómo tuvo que encontrar nuevamente sentido a la vida y aferrarse a lo que ahora considera el camino para encontrar la justicia.
“Del miedo, tratamos de vivir cada día y no sentirlo, porque si vivimos con miedo tampoco nos lleva a nada. De la justicia, yo digo ahorita que ya uno solo espera la justicia divina, porque en la justicia de los hombres ya muchos hemos perdido esa confianza”.
Una voz de esperanza
Arcelia indica que su caso se ve reflejado en otras miles de madres y familias que han sido ultrajadas por la violencia, por el machismo, las relaciones tóxicas, por los homicidios, por las desapariciones, por la nula justicia. Relata cómo acercarse a otros casos la han ayudado a encauzar su dolor, a saber que no está sola, a saber que siempre hay alguien dispuesto a escucharla, y que su experiencia puede ser el detonante para que otras familias no desistan de encontrar y hacer valer la justicia que merecen.
“Me tocó platicar con una señora, quien igual que yo, había perdido a su hija, también estaba impotente porque las autoridades no hacían nada para resolver el caso, y el de ella -su caso- tenía dos años más. Lo que sí me impactó de ella, es que dijo que había perdido tanto la esperanza que ella iba a hacer hasta lo imposible por tomar justicia por ella misma. Yo creo que, muchas al perder la esperanza, querríamos hacer lo mismo, solo que otras como yo nos quedamos con la impotencia de no hacerlo por pensar en la familia que aún nos queda, que nos necesita. Solas no podemos, si nos quedamos con ese dolor sin decírselo a nadie, podemos llegar al fondo, a tocar fondo”.
Arcelia recalca que sus nietos han sido un motor de inspiración para seguir, para sobrellevar cada día. También le conforta saber que su testimonio y su hija Cintia pueden significar un cambio para eliminar la violencia, para advertir sobre esas banderas rojas que muchas veces a simple vista no se ven en las relaciones, en el hogar, en la calle, y que se transforman en violencia de género. Si estuviera en sus manos el poder de cambiar las leyes, la formación familiar, cultural y social con las que crecemos con violencia y machismo ¿Arcelia, usted qué haría?
“Creo el cambio que cambio que necesitamos es tratar de inculcarle a los hombres, a nuestros niños, el respeto hacia los demás, que en estos tiempos no hay. Recuerdo años atrás, cuando ibas en un carro, en el camión, que de te daban el asiento, te saludaban, ahora nada, todo eso se está perdiendo, es muy feo. Hay que respetar a los demás, que las cosas no se solucionan con violencia, sino dialogando, buscando la manera de solucionar los problemas en diálogo, no golpes, porque la agresividad no nos lleva a nada”.
Arcelia agradece el respaldo del cineasta Javier Ávila y la productora Piano por su interés y sensibilidad para llevar a la pantalla el caso de su hija Cintia, tratando de que su historia haga eco y concrete acciones sobre la violencia hacia las mujeres y por fin se pueda dar justicia a Cintia y la familia Verduzco.
“Lo que yo quisiera que las autoridades hicieran es presionar con la familia de esta persona -el asesino de Cintia- porque ellos saben dónde está. Pienso que si las autoridades presionaran por ese lado, darían con esa persona, pero veo que las autoridades no se toman ese tiempo de ver que la familia sabe dónde está, que por medio de ellos pueden encontrarlo y no estar esperando a que él deje de esconderse”.