“Ana y Bruno”: el difícil arte de la animación mexicana
El nuevo trabajo del director Carlos Carrera tuvo una gran acogida en el XV Festival Internacional de Cine de Morelia
A lo largo de una década, el director Carlos Carrera (“El crimen del Padre Amaro”) dedicó su trabajo, tiempo y creatividad a darle forma a un largometraje que ha sido finalmente concretado y proyectado: “Ana y Bruno”. Esta ambiciosa película animada de producción mexicana tuvo recientemente su estreno internacional en el Festival de Annecy, el evento fílmico francés que se ha consagrado como el más relevante en el mundo de la animación. El filme fue, en aquella función, aplaudida por los espectadores, algo que acaba de repetirse hace unos días en el XV Festival Internacional de Cine de Morelia, donde “Ana y Bruno” tuvo su primer proyección nacional donde hubo aplausos y hasta lágrimas entre los espectadores.
Programada para estrenarse en abril de 2018 bajo la distribución de Corazón Films, “Ana y Bruno” cuenta la historia de una niña que se muda junto a su madre a una peculiar casa de descanso. Pronto descubriremos que ese lugar es en realidad un sanatorio mental habitado por extrañas, excéntricas y coloridas criaturas; entre ellas, el verdoso parlanchín y orejón Bruno.
“Todas las películas son difíciles de realizar”, medita Carrera respecto al largo proceso que llevó realizar “Ana y Bruno”. Y es que pasaron diez años prácticamente desde que el cineasta tuvo contacto, por primera vez, con el tratamiento inicial de la película. “No era la primera vez que me pasaba que los tiempos se alargaban al hacer una película, sólo que ahora fueron tiempos de animación. Y los tiempos de animación son más largos. Por ejemplo, mi primer corto de animación me tomó cuatro años y sólo dura ocho minutos. Así es la animación. Siempre supe que en algún momento este proyecto se iba a desatorar”, destaca Carrera.
“Ana y Bruno” es una historia de familia, de amor y de locura, pero también es una historia sobre aceptar las pérdidas. Al respecto, la productora Mónica Lozano (“No se aceptan devoluciones”) comenta que “es una historia sobre cómo aceptar lo que hemos perdido, lo que debemos dejar ir. Tiene muchísimas capas”.
“Esta película ha sido invitada ya a muchos festivales, al menos un centenar, y ya veremos a dónde nos dirigiremos. Ya estuvo en Annecy y acá en Morelia. También estamos esperando el estreno comercial en México en 2018, con muchos deseos de que al público nacional le guste y la recomienden”, concluye Lozano si dejar de destacar el coraje de sus realizadores para hacer el filme: “estamos hablando de una película complicada, demandante, costosa... y miren, lo lograron. Aquí estamos, con la película lista para los espectadores”, finaliza.