Reestructura da respiro a Pemex, pero es insuficiente: especialista
El crédito revolvente es algo bueno porque tiene una menor tasa de interés de lo que está pagando actualmente, pero genera la duda si después la empresa se va a endeudar más
La directora de Análisis Económico-Financiero de Banco Base, Gabriela Siller, consideró que la reestructura de deuda y el cambio de régimen fiscal de Pemex en el corto plazo da un respiro a la calificación de la petrolera, sin embargo, deja más vulnerable la calificación crediticia de la deuda soberana del gobierno de México.
Señaló que el crédito revolvente es algo bueno porque tiene una menor tasa de interés de lo que está pagando actualmente Petróleos Mexicanos (Pemex), pero genera la duda si después la empresa se va a endeudar más.
"Es algo positivo para Pemex, pero deja más vulnerable al gobierno federal, en teoría la calificación de Pemex debería relajarse, ya no está en perspectiva negativa, pero deja más vulnerable la calificación crediticia de la deuda soberana el gobierno de México (al respaldar a la empresa)".
Expuso que en el corto plazo da un respiro a la calificación de Pemex, porque es un mayor flujo de efectivo y finalmente lo que las calificadoras ven también es que puede reparar la deuda, no obstante, en el largo plazo no le ayuda necesariamente, porque este crédito revolvente si lo toma representará un mayor endeudamiento.
Para la analista, la menor carga fiscal para la petrolera nacional es positivo para sus finanzas, porque va a tener acceso a mayores utilidades, pero para el gobierno federal representa menores ingresos en un entorno de desaceleración económica.
El gobierno federal "va a tener que recortar el gasto o dejar a un lado los objetivos fiscales; esto último creemos que no es una opción, porque de lo contrario viene un recorte en la calificación crediticia".
De hecho, dijo, las medidas siguen siendo coyunturales, ya que aunque el crédito sea a largo plazo y el cambio al régimen fiscal sea inmediato no atienden los problemas principales de Pemex, que son la menor producción petrolera y el sobreendeudamiento.
Si se recorta el gasto habría un impacto sobre la economía, el cual dependerá de dónde se haga, de realizarlo en el corriente tendría un menor impacto, pero de llevarlo a cabo en infraestructura, se daría un efecto multiplicador que genere, inclusive, una mayor desaceleración económica, argumentó Siller.