Museo de Audi: Cinco empresas y cuatro aros
Ingolstadt es una pequeña ciudad alemana, cuya atracción es ser la sede de la automotriz Audi
El fundador de Audi, August Horch, creó una empresa a la que le dio su apellido como era común y natural en la época y lo vemos en ejemplos como Ford, Chevrolet, Daimler-Benz, etcétera. Pero 10 años más tarde, con desentendimientos con sus con sus socios, decidió fundar la segunda. Ya no podía usar su apellido, así que se aprovechó de las clases de latín de un sobrino y usó la traducción de su apellido al latín: Audi, que significa “escucha”.
Problemas económicos y circunstancias históricas hicieron que dos empresas más se unieran a la hoy marca premium germana y esas fueron DKW y Wanderer. Las fortalezas de cada una se sumaron para hacer la Auto Union, de donde sale el logotipo actual de los cuatro aros usado hasta ahora.
En 1969, 20 años después de haberse instalado en la ciudad de Ingolstadt donde tenían un depósito de autopartes, el Grupo Volkswagen se asocia a NSU, un fabricante de autos y principalmente, de motocicletas. Poco después la Audi NSU pasó a llamarse solo Audi.
El que visite la pequeña ciudad de Ingolstadt encontrará que su mayor atracción turística es el museo de Audi. Fundado a principios de este milenio, la sola arquitectura del museo merece una visita. Inspirado en los anillos que van creciendo con los árboles, es un museo al que debe visitarse de arriba hacia abajo, viendo la historia de cada una de las marcas que terminaron uniéndose para formar la empresa actual.
Joyas en exhibición
Ahí se puede ver, por ejemplo, el DKW F1, el primer auto de producción masiva en la historia en usar tracción delantera, algo que se logró meses antes de que llegara al mercado el hasta hoy más conocido Citroën Traccion Avant.
De los primeros vehículos se pueden ver algunos Horch, que siempre se mantuvo fiel a sus inicios de gran lujo, poder y costo elevado. Uno de los más bonitos es el roadster 855 de 1939, que usaba un motor de ocho cilindros en línea con 120 caballos de fuerza, mucho para la época. Su producción se detuvo porque durante la Segunda Guerra Mundial todos los fabricantes de autos fueron obligados a fabricar solo vehículos militares.
También es interesante ver el Audi 50, de los años 70 del siglo pasado, un coche que fue el primer vehículo subcompacto de la marca y que terminó siendo después vendido en su versión de VW, el Polo, mucho más exitoso obviamente debido a su bajo precio.
También es imperdible apreciar un modelo único, el último Horch, bautizado 830 BL. Ese coche fue hecho por los empleados de la marca para August Horch en su cumpleaños en 1953 y se consideraba perdido, hasta que un estadounidense lo reportó a la marca alemana que de inmediato lo compró y hasta hoy se exhibe en el museo en el estado en que se encuentra.
Autos más modernos como el Audi 50, del cual se derivó el Polo, o el ya mítico Audi 100 -que puso la marca en la cima en el mundo del rally e hizo famoso el sistema de tracción integral que la marca llama Quattro- son otros de los que se pueden admirar en una visita a este museo que no solo es importante e interesante para los amantes del automóvil, sino para la historia de la humanidad en los más recientes 100 años.