La acuacultura como proyecto sustentable
Granja de truchas en Zitácuaro es ejemplo de respeto por el ambiente
Entre las cañadas del bosque de Zitácuaro, en Michoacán, se encuentra un oasis de agua de manantiales donde comienza la vida de las truchas de Nemi Natura.
Este proyecto nació hace más de 30 años, cuando la doctora Beatriz Gómez Lepe emprendió la búsqueda de un lugar entre la naturaleza que pudiera llamar hogar. Los bosques de Zitácuaro fueron elegidos como refugio, donde fundó una granja de truchas, que a la fecha, funciona de manera sostenible. Desde hace 15 años, es dirigida por su hija, la bióloga Citlali Gómez, donde también su familia dedica su vida a esta actividad acuícola.
Nemi significa “vida” en náhuatl, y es lo que se resguarda en este lugar envuelto en naturaleza. En esta granja, se crían truchas arcoíris, blancas y salmonadas. No es un trabajo fácil, sino una constante lucha por mantener las condiciones adecuadas para estos animales.
Una de las principales necesidades de estas especies es el agua dulce, la cual debe estar correctamente oxigenada y a una temperatura no mayor a 18°C. Zitácuaro cumple con estos requerimientos gracias a que, el agua que corre por sus ríos, proviene directamente de manantiales. Estos alimentan las granjas. Las grandes cantidades de agua se desvían para llenar las tinas de cría y se regresan al caudal río abajo, o que permite tener un estilo de acuacultura sostenible. “El objetivo de la granja es construir sin destruir” asegura Joan, quien pertenece a la cuarta generación familiar involucrada en Nemi Natura.
La vida de las truchas comienza con el huevo, el cual se compra fuera del país, ya que las condiciones climáticas de México no permiten llevar a cabo su reproducción, pues se necesitan temperaturas de entre tres y doce grados centígrados para este proceso.
Ostión, apuesta a generar ingresos
El cultivo de ostión es una de las apuestas para generar ingresos importantes en la región. Es por eso que este año nació el Parque AcuícolaTamaulipas 1, un proyecto que ambiciona ser el más grande productor de ostión americano (Crassostreavirginica) en Latinoamérica. Aquí los ostiones son carnosos y con una nota de sal que logra un sabor inigualable, no hay que agregarle nada para disfrutarlo, tal vez gotas de limón para seguir comiéndolos.
Lo primero es cuidar la “semilla” en el laboratorio. Ahí se generan las condiciones que los ostiones tendrían en su medio natural, se les alimenta con clorofila y se reproducen. Cuando nacen son larvas nadadoras, se fijan a un granito de concha molida. En este pedacito rico en calcio, la larva se desarrolla y genera su concha.
Después llega la etapa de preengorda. Los ostiones, cuando alcanzan un milímetro, se meten al río en bolsas especiales con flotadores para que se alimenten de manera natural hasta que miden de tres a cinco centímetros de longitud. Esto tarda entre tres y cuatro meses. Finalmente llega a la planta de proceso en donde se selecciona para su venta: vivo, entero congelado, congelado en media concha, así como el precocido y pasteurizado.