En riesgo, 55 millones de trabajadores domésticos por COVID-19: OIT
Las regiones más afectadas son Asia y el Pacífico, donde el 76% de los empleados del hogar está en situación de riesgo
Este martes las nuevas estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que más de 55 millones de personas, es decir, casi las tres cuartas partes de los empleados domésticos del mundo corren un alto riesgo de perder su trabajo debido al confinamiento por el COVID-19.
"La crisis del COVID-19 ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad particular de los y las trabajadores domésticos informales"
La mayoría de estos trabajadores son mujeres quienes, además, sufren la falta de cobertura efectiva en materia de seguridad social.
Los datos de la OIT para junio del año corriente indican que las regiones más afectadas son Asia y el Pacífico, donde el 76% de los trabajadores domésticos está en situación de riesgo, seguida de América (74%), África (72%) y Europa (45 por ciento).
En este sector, la crisis ha afectado tanto a personas con empleo formal como a quienes trabajan de modo esporádico o informal, ya que estos últimos representan el 76% de quienes pueden perder su trabajo.
La pandemia ha agravado la situación ya existente en este sector de la población. Sólo el 10% de las personas que realizan trabajo doméstico cuenta con seguridad social.
"La crisis del COVID-19 ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad particular de los y las trabajadores domésticos informales, y la necesidad acuciante de que se les incluya efectivamente en el ámbito de protección laboral y social", dijo Claire Hobden, Oficial Técnica de la OIT.
"En trabajadores vulnerables la cantidad de mujeres afectadas es desproporcionada, pues son la amplia mayoría de quienes realizan esta actividad en el mundo", señaló.
La OIT está trabajando con organizaciones de trabajadores domésticos y organizaciones de empleadores para que se garantice la salud y el sustento de estas personas.
Está realizando evaluaciones rápidas del nivel y tipo de riesgos que afrontan, para que los gobiernos puedan formular políticas que garanticen al menos una cobertura de seguridad social básica, y para que dispongan de acceso a una atención de salud esencial y una seguridad básica de los ingresos.
JM