Obras para la vida
Con tres décadas de experiencia en la industria de la construcción, Ricardo Gutiérrez da vida a proyectos que transforman la vida de sus clientes
Pocas personas identifican su verdadera pasión en la vida sin dudarlo. A Ricardo Gutiérrez, líder de la constructora Conobras, esta revelación le llegó cuando sólo tenía 12 años y estudiaba dibujo técnico en la secundaria, desde entonces ha hecho todo lo posible para hacer de su pasión su forma de vida; ahora como arquitecto le da vida a proyectos que transformar la calidad de vida de sus clientes.
Hace tres décadas inició su camino en la construcción. Primero en empresas que le permitieron aprender y luego creando su propio proyecto; su experiencia le ha permitido ver ascensos y descensos en la industria, desde el crecimiento de los desarrollos verticales y fraccionamientos al boom de la construcción industrial y comercial.
“Como independiente inicié en 2010 con mi equipo de trabajo. Nos convertimos en una empresa que abarca todas las áreas de la construcción, desde las viviendas, fraccionamientos, cuestiones industriales. Mi preparación ha sido integral. Inicié a trabar en empresas con instalaciones industriales para empezar a entender todo lo que tiene que ver con la construcción. Desarrollamos la ingeniería de todos los proyectos, eso me da una ventaja importante en el mercado”, anota el arquitecto.
Sana competencia
Ricardo no sólo diseña y hace posible que un plano se convierta en una realidad; comparte que entre los proyectos que acepta hay muchos a los que llama de “segunda mano”, es decir, proyectos que quedaron inconclusos o que necesitan correcciones. “Hay muchas constructoras que no tienen el profesionalismo que se debiera y nos piden que corrijamos el trabajo del anterior constructor”.
Solucionar las necesidades de un cliente y optimizar los recursos es la especialidad de la constructora. “Se está volviendo mucho más interesante la competencia. Anteriormente el recurso era lo que marcaba la pauta, ahorita lo que marca la pauta es la capacidad que tienes de solucionar y optimizar tus costos y al mismo tiempo de ser competitivo y conservar tu personal. Hay personas que tienen conmigo 20 o 25 años, los que menos tiempo tienen aquí llevan ya ocho o nueve años, mi equipo está consolidado y los resultados se notan cuando iniciamos un proyecto. Para mí eso es algo que nos ha caracterizado”.
Experiencia
Para el arquitecto Gutiérrez su equipo de trabajo es fundamental. Actualmente cuenta con una plantilla de 40 elementos y se aproxima un crecimiento importante para Conobras; sin embargo, reconoce que cada vez es más difícil encontrar talento joven que tenga pasión auténtica por lo que hace, al menos en su industria, por lo que hay una alta rotación de personal entre su plantilla. “Ahorita la gente joven revisa primero lo económico, el beneficio económico que van a tener para tomar una decisión, pero tomar una decisión de una carrera es una forma de vida y es un proceso de tiempo, maduración, responsabilidad y entrega y si no lo ves por etapas va a ser un problema”.
Por ello Ricardo considera muy importante fortalecer una plantilla de gente que trabaje en equipo y que piense en el resultado, en el aprendizaje que se adquiere en el proceso creando obras para empresas que trascienden como la Universidad de Guadalajara, IBM Campus Guadalajara o el parque industrial Guadalajara Technology Park GTP. “También tengo ‘segundas vueltas’ en mi equipo: gente que está, se van y regresan. No todos tienen el mismo resultado, se da con el tiempo, no en el momento. Ahorita se está recontratando a gente mayor buscando la confianza y el compromiso”.
Pasión y solidez
“Nosotros hacemos trajes a la medida y mi mayor satisfacción es que mis clientes me digan que el espacio que habitan es lo mejor que les ha pasado, para mí ese es el mejor proyecto. Ponemos al cliente por delante, que se sientan no sólo satisfechos, sino felices con los espacios que nosotros realizamos”, anota el arquitecto cuando se le pregunta cuál es la mejor parte de su trabajo.
“La pasión me rige, me lo han dicho. Me apasiono de todo lo que hago, no hay día en que no esté pensando en lo que hago. La familia aprende a vivir con ello, sabe que uno está al 100% tratando de buscar el balance. Sueño con mis obras, con venir aquí. Me meto en cada esquema, lo llevo al papel y es una simbiosis que logro con los proyectos de mis clientes”, anota Ricardo, quien ha evolucionado desde su trabajo inicial con empresas trasnacionales hasta crear sus propias oportunidades y ser parte de la industria que tanto ama. Ahora, ver torres y naves industriales en las que trabajan decenas de personas de su plantilla es una realidad que el arquitecto soñó una vez entre los restiradores y las escuadras en una clase de dibujo técnico.
CT