Economía

Historias a la medida con D’PAUL

Sinónimo de lujo y celebración, la firma de ropa para caballeros festeja 53 años de formar parte de los momentos más importantes de sus clientes

Detrás de un diseño de calidad hay una historia; y aunque se domine el arte de la sastrería, siempre hay algo nuevo por aprender, incluso con medio siglo de experiencia. Así es como D’PAUL, la boutique que nació en la Avenida Hidalgo, comenzó su camino en la sastrería moderna en Guadalajara en 1971. Quienes acostumbraban transitar por el primer cuadro de la ciudad podrán recordar que la firma ha cambiado su sede de un lugar a otro: primero migró a la calle Pedro Moreno y actualmente se encuentra en Niño Obrero, en la colonia Chapalita, donde se ubica el corporativo de la empresa. 

Rodolfo De Paul comparte que su padre y uno de sus hermanos iniciaron este noble negocio, pasando del diseño personalizado a la venta y renta de trajes de etiqueta donde se posicionaron como una de las mejores firmas del lujo masculino para bodas y graduaciones. Un stock de la línea de venta los llevó a la línea de renta y así comenzó la historia.

Pero todo tiene que evolucionar. El tiempo los llevó a repensar el modelo de negocio de la empresa y desarrollaron las franquicias hace tres décadas y en años recientes diversificaron su línea de producción. “Hace siete años incursionamos en la confección de uniformes ejecutivos y empresariales y mantenemos la confección, venta y renta de trajes de etiqueta”. 

La clave de la permanencia

Rodolfo lo dice rápido y casi sin pensar: “Tener amor al negocio. La pasión te nace cuando el esfuerzo de la familia es parte fundamental. Esto nació cien por ciento familiar, parte de las franquicias son operadas por nuestros hermanos y otros empresarios que se han unido al modelo de negocio”. El trabajo y la visión los llevó a estructurar las franquicias y ahora hay 24 tiendas operando en México. “Siete de ellas son propiedad de los socios, el resto son franquiciadas y nos encuentran desde Tijuana hasta Ciudad de México”. 

Como muchos empresarios, la adversidad también llegó a D’PAUL hace cuatro años. “Nos pegó duro la pandemia en el sentido económico, pero nos dio oportunidad de buscar otras alternativas de crecimento. Tuvimos que cerrar siete tiendas, el tema fue mayúsculo. En Guadalajara tardamos cuatro meses en abrir y teníamos que soportar una nómina, los gastos fijos; en otras ciudades como la de México los gastos eran superiores a lo que se podía ingresar. Allá se tardaron hasta ocho meses en reabrir las tiendas. Fue muy drástico y si no tienes un plan de trabajo y ahorro difícilmente sales”. 

Para Rodolfo y sus socios la negociación con empresas financieras y bancos fue determinante. “Para ello hay que tener un buen historial. De otra manera no se puede, no te darían la confianza”. 

El valor del trabajo artesanal

Acostumbrados al consumo de moda en masa, con el crecimiento de la venta en línea y las cadenas comerciales que ofrecen las mismas colecciones en México que en España, distinguirse con un toque personal es una experiencia inigualable. Y aunque el oficio del sastre que trabajaba en pequeños talleres perdió el auge que tuvo décadas atrás, la firma se encargó de regresarle el valor. “Se había perdido el hábito de ir con el sastre a hacer ropa personalizada, el oficio se había venido a menos, sus negocios eran muy pequeños. Hace cinco o seis años le dimos un giro total a raíz de la experiencia y la herencia que nos dejó nuestro padre con el conocimiento de la moda, las telas y los cortes. Volvimos a resurgir esa parte, tenemos asesosres italianos que nos capacitan en tendencias de telas, cortes, tecnologías y nos ha hecho ganar la preferencia del público”.

Uno de sus mayores orgullos es convertirse en una de las franquicias mexicanas más sólidas del país. “Inicamos las franquicias en 1991 y somos la franquicia más longeva que hay en México, no nada más en el sector textil, sino de todas las que operan en México, y eso nos enorgullece porque no hemos decrecido”. 

La voz de la experiencia

Rodolfo De Paul reconoce que el éxito de un negocio está en el amor que le dedicas y la entrega en el servicio. “Siempre he dicho dos cosas: Primero, tienes que tener una visión, tener fé en la misma y tener ambición, y no me refiero al dinero, eso es una consecuencia; la ambición es buscar la manera de hacer algo por alguien. Eso debe tener un enfoque. Segundo, si tu negocio está hecho para ayudar a alguien, seguro te va a ayudar, si sólo te enfocas en hacer dinero ese negocio no va a prosperar. De 10 negocios que nacen, aproximadamente ocho mueren porque sólo están enfocados en generar dinero y no en dar un servicio”. Y lo dice alguien que creció viendo cómo un negocio familiar se arraigó en su ciudad y se ha desarrollado en gran parte del país.

CT

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