Cuidan consumo de agua y mejoran calidad de vida
En ocho años, esta compañía jalisciense ya fabrica hasta siete mil cisternas al mes
En un mercado dominado por las grandes marcas como Rotoplas, Eureka, Aquaplas y Citijal, una pequeña empresa tapatía está dando de qué hablar en la fabricación de tinacos.
Hace ocho años, en una pequeña bodega ubicada por el Estadio Jalisco nació Suplast, una empresa que fabrica tinacos y cisternas.
Inicialmente fabricaban entre 50 a 100 piezas mensuales, actualmente elaboran de seis mil a siete mil piezas mensuales.
“Ahora estamos en un área de más de siete mil 500 metros cuadrados de construcción y ya desplaza bien la marca”, explicó José Luis Muñoz, director general de Suplast.
Además de los tinacos y cisternas con el paso de los años agregaron otros productos como tanques para exterior, biodigestores, lavaderos de plástico, bebederos para ganaderos, tubería de CPVC y calentadores solares.
Los tinacos y cisternas de Suplast se venden en Jalisco y otros Estados como Sonora, Querétaro, Nuevo León, Coahuila, entre otros.
El entrevistado asegura que la calidad del producto, la garantía, el precio, la amplia red de distribuidores y atención es lo que les ha permitido competir en el mercado.
“Traemos un precio preferencial el cual nos ayuda mucho y la calidad del producto, además de que no tenemos una estructura tan grande de personal y eso nos ha ayudado mucho a crecer”, añadió.
Sin embargo, no todo es tan puro como el agua que almacenan sus tinacos, ya que también le ha tocado batallar para incursionar en las grandes tiendas distribuidoras.
“Lo más complicado ha sido que te abran las puertas las grandes cadenas, nosotros empezamos tocando puertas y ya algunas de las grandes cadenas ya distribuyen nuestro producto”, aseguró.
En los próximos meses la empresa tiene planeado abrir plantas en Los Mochis, Sinaloa y para el próximo año en Torreón, Coahuila.
En un mediano plazo también proyectan exportar a países de Centroamérica.
Muñoz recomienda a los jóvenes emprendedores que deciden iniciar un negocio creer en su producto y no desanimarse. “Tienes que meterle muchas ganas, tocar puertas, cuesta pero sí te las abren”, concluyó.
CT