Deportes

Verdadera tradición

El beisbol se vive al límite en el norte del país

En Nuevo León juegan las dos franquicias más caras del futbol mexicano, pero a su vez tienen uno de los mejores estadios del beisbol nacional.

Desde la entrada suena la música norteña. En los pasillos prevalece el aroma a carne asada. Los aficionados disfrutan del tradicional monsterdog para acompañar los encuentros. Y por supuesto, portan sombreros y los colores distintivos de los Sultanes de Monterrey.

Pero si de tradiciones hablamos, la porra del equipo siempre se hace presente. No importa la Liga que se juegue.

“Realmente se vive un ambiente muy familiar. Somos un grupo de amigos ya que va creciendo día con día. Venimos a echarle porras a nuestro equipo en verano y en invierno. Nos gusta mucho estar aquí”, comentó Brenda Álvarez, quien es la líder de la porra junto con su esposo Armando de León, mejor conocido como el “Huarache”.

Apenas cae una carrera de Sultanes o una joyita a la defensiva, y los festejos retumban en el palacio Sultán al ritmo de porras tradicionales: “Y la porra dice... ¡Chiquitibum a la bim bom ba, chiquitibum a la bim bom ba; a la bio a la bao a la bim bom ba, Monterrey, Monterrey, ra ra ra!”.

Pero para una tarde plena de beisbol, en el Palacio Sultán hay un gran complemento. Además del ambiente familiar y de los amigos, también está la gastronomía regia. El juego se disfruta de otra manera.

Con una capacidad para recibir hasta 22 mil aficionados, el Palacio Sultán no sólo es el estadio más grande de beisbol en México, sino que además se ha convertido en la segunda casa de las Grandes Ligas recibiendo ya 11 encuentros de temporada regular, y la afición crece cada día más.

Fundada en 1939, la franquicia de Sultanes acumula 10 títulos en verano y desde 2019 también juega en la Liga Mexicana del Pacífico.

MQ

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