Una lucha contra el viento y la marea
Elena Oetling pensó en el retiro después de no calificar a los Juegos Panamericanos 2015, pero se dio una segunda oportunidad que la llevó hasta las olimpiadas Tokio 2020
Elena Oetling prueba sus habilidades atléticas en una embarcación de vela de 5.76 metros cuadrados que pesa entre 55 y 72 kilos. Desde ahí, lucha contra el viento y las olas.
Ser regatista no ha sido fácil, aunque en su palmarés están múltiples medallas a nivel nacional e internacional. Su carrera inició en el Club de Yates de Chapala.
Ahí le vieron potencial y recibió una invitación para formar parte del equipo del club; ahí Oetling tomó la decisión de practicar solamente vela.
Al principio, practicaba por gusto, pero después se propuso ser deportista olímpica, pero eso no fue fácil.
En 2015, se retiró tras no clasificar a los Juegos Panamericanos de Toronto. Dos años después recibió una invitación de la Secretaría de Marina. Elena aceptó y así pudo llegar a los Juegos Centroamericanos y Panamericanos, así como a las Olimpiadas en Tokio 2020.
“La versión con la que llegué a los Olímpicos me dejó muy contenta, me emocionó saber en lo que me convertí, vencí muchos de mis límites y logré cosas que creía imposibles”.
Elena asegura que, pese a que la vela se considera un deporte masculino, ella nunca se puso algún límite, aunque sí vivió discriminación, pues un velerista no quería compartir equipo con ella por el simple hecho de ser mujer.
Pero el machismo no la detuvo, pues lo único que la puede vencer es el viento y las olas; por ello, Elena se imagina clasificando a los Juegos Olímpicos en París 2024.