Arnulfo Castorena, un ejemplo de superación
Castorena consiguió este miércoles su primer oro de París 2024 y el cuarto de su carrera como atleta de alto rendimiento
La historia de Arnulfo Castorena es digna de ponerse como el ejemplo gráfico de superación y resiliencia.
Esa última palabra tan utilizada en nuestros tiempos encuentra su encarnación en la figura del nadador de Jalisco, mismo que este miércoles consiguió su primer oro de París 2024 y el cuarto de su carrera como atleta de alto rendimiento.
Fue dentro de la prueba de los 50 metros pecho SB2 que Castorena se coronó como el mejor del mundo, un puesto al que llegó a pesar de todas las dificultades que la vida le puso en el camino desde su llegada a este mundo.
"Todavía no entendía nada del mundo y Arnulfo ya vivía la peor de sus caras, nacido entre tragedia y abandono. Su mamá falleció en el parto. Su papá lo dejó al saber que tenía una discapacidad que implicaba mal desarrollo de las piernas y la falta del brazo izquierdo. Aún sin digerir la muerte de su hija, se ocupó de él su abuela materna, doña Todosia. Cariñosa, tierna, le llamaba Cocoliso, como el bebé de Popeye".
"Pasaría sus primeros seis años pegado a ella porque ninguna escuela en Guadalajara lo aceptaba. La solución llegó al detectarlo un programa de rehabilitación en la capital mexicana. En ese internado, gestionado por monjas, Arnulfo aprendería a leer y escribir, recibiría prótesis a su medida y descubriría el deporte", escribió Alberto Lati hace algunos años al respecto de Arnulfo.
Hoy Castorena tiene siete medallas paralímpicas de las cuales cuatro lo acreditan como campeón. Un presente tan brillante que sólo puede merecer alguien que jamás se rindió ante la oscuridad del mundo.
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SV