Adriana Ruano hace historia para Guatemala en París 2024
La tiradora da a su país el primer oro olímpico de su historia tras ganar con 45 puntos de 50 posibles la prueba de foso
Una grave lesión de columna acabó con el sueño de Adriana Ruano de ser una gimnasta olímpica en 2011. Trece años después, se presentó a competir como tiradora y atrapó el primer oro olímpico de Guatemala en su historia.
Ruano se consagró en los Juegos de París 2024 tras fijar un récord olímpico en el foso femenino.
“Me formé en un sistema en el que iba a entrenar gimnasia durante dos horas por las mañana, luego iba a la escuela y volvía a entrenar por la tarde”, recordó Ruano sobre su primer deporte. “Cuando sufrí la lesión, no tenía nada. Empecé a desesperarme y estaba frustrada. Fue cuando se me abrieron las puertas de este deporte”.
Y de qué manera. La tiradora de 29 años finalizó con un puntaje de 45 sobre un máximo posible de 50 disparos para subirse a lo más alto del podio en el Centro de Tiro de Chateauroux.
Ruano cerró los ojos y respiró profundo antes de acertar su plato 43 para asegurar el oro con cinco disparos por delante. Falló los siguientes dos disparos, pero era algo sin relevancia.
Guatemala nunca había ganado un oro en los Juegos. La nación centroamericana apenas había logrado una presea, la plata del marchistaErickBarrondo en Londres 2012; al oro de Ruano se unió el bronce de Jean Pierre Brol en la fosa masculina.
“No he magnificado lo que significa esta medalla”, indicó Ruano. “Muy contenta de este logro y de poder representar a las mujeres guatemaltecas”.
Ruano se entrenaba para el campeonato mundial de gimnasia de 2011, clasificatorio para los Juegos de Londres que se celebrarían un año después. De pronto, sintió un fuerte dolor en la espalda.
Una resonancia magnética mostró que tenía seis vértebras dañadas, una lesión que puso fin a su carrera. El médico de Ruano le planteó buscar deportes que no impactaran la columna y le mencionó el tiro con armas de caza.
No le gustó al principio, pero paulatinamente adquirió pasión por el tiro y por el esfuerzo mental que conlleva su práctica.
El punto de inflexión para meterse de lleno en el tiro fue cuando acudió como voluntaria a los Juegos de Río 2016.
“Me tocó y pude ver competir a mis compañeros. Seguí la competencia y fue lo que me dio la inspiración: ‘si no puedo hacerlo en la gimnasia, entonces puedo intentarlo fuera de la gimnasia’”.