Deportes

Hermoso de Mendoza, agradecido por una gran noche

El rejoneador español salió con dos orejas y dijo sentirse contento de regresar con la afición que lo arropa

Haber triunfado en su regreso a Tlaquepaque ha ocasionado que la eterna sonrisa del rejoneador español Pablo Hermoso de Mendoza siga sin difuminarse, ya que en esta ocasión, el matador de toros a caballo salió por la puerta grande al cortar dos orejas en la corrida de rejones celebrada en la Plaza de Toros El Centenario el jueves por la noche.

“Me siento contento una vez más porque esta es una plaza muy torera, en donde uno se hace sentir por lo pequeño del ruedo y por la cercanía que hay con el toro".

Con la sinceridad que siempre lo ha caracterizado, el experimentado centauro reconoció que su triunfo en la primera corrida que marcó el regreso de la Fiesta Brava a la Villa Alfarera no ha sido fácil, aunque supo cuajar una buena faena que lo llevó una vez más a convertirse en el consentido de la afición jalisciense.

“Me siento contento una vez más porque esta es una plaza muy torera, en donde uno se hace sentir por lo pequeño del ruedo y por la cercanía que hay con el toro. La corrida no iba fácil, han cambiado el suelo y se resbalaban mucho los caballos, pero ese segundo toro tuvo nobleza y me dejó estar. Le digo gracias a Tlaquepaque y a México, porque aquí me han adoptado, me han consentido y yo siempre vengo con ese sentimiento de querer corresponder a mi gente”.

El centauro ibérico se convirtió en el triunfador de la noche al cortar los dos apéndices a “Grenho”, un ejemplar de 475 kilogramos de los corrales de San Pablo. Con una faena variada, en la que supo llevar al toro de costado, el rejoneador nacido en Navarra conquistó al público con su actuación en los tres tercios.

Acertado con banderillas, el experimentado español adornó sus vaivenes con quiebres y piruetas que hicieron vibrar a más de uno, para luego acertar con el rejón de muerte y de esta manera agenciarse la salida en volandas.

Quien también lució en su lidia fue el mexicano Emiliano Gamero, a quien le correspondió el lote mejor presentado, aunque no corrió con la suerte a la hora de finiquitar sus dos faenas con el hierro de muerte, situación que lo privó de quedarse con algún trofeo.

Mención especial merece el joven potosino Sebastián Torre, quien tuvo conexión con el público al estar firme en su monta y tras sobreponerse a algunos sobresaltos, logró una faena entregada que no finiquitó de buena manera, aunque ajustó para cortar una oreja al novillo “Jalos” de 410 kilogramos.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando