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Ayrton Senna, a 30 años de su trágica muerte

Este 1 de mayo, aficionados volverán a recordar el fatal accidente, que sumió en un auténtico pesar al mundo de la F1

Ayrton Senna, considerado como uno de los más grandes pilotos de la historia de la Fórmula 1 (F1), de cuya muerte -durante el Gran Premio de San Marino, en el circuito de Imola- se cumplirán este miércoles 1 de mayo 30 años, será recordado, en un acto que arrancará, a las 14:47 horas locales -el momento exacto de su accidente-, en la curva Tamburello de la pista en la que perdió la vida el legendario paulista.

Senna, triple campeón del mundo (1988, 1990 y 1991), con 41 victorias, 65 poles y 80 podios en la categoría reina, falleció a la edad de 34 años en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari, durante el muy trágico Gran Premio de San Marino. En el que, durante los entrenamientos libres del viernes su compatriota Rubens Barrichello había sufrido un brutal accidente -sin mayores consecuencias físicas, en la chicane Variante Bassa- y en el que el sábado, durante la calificación, también había perdido la vida -al estrellarse, a más de 330 kilómetros a la hora, contra el muro de la curva Villeneuve- el austriaco Roland Ratzenberger, que disputaba su primera temporada como piloto de F1.

En uno de los fines de semana más tristes de toda la historia de la F1, el legendario Senna se estrelló, a una velocidad estimada de 220 kilómetros por hora, contra el muro al perder el control de su Williams en la citada curva Tamburello. Con graves heridas en la cabeza, el gran Ayrton fue trasladado en helicóptero a un hospital en Bolonia, donde se confirmó su muerte, que muy posiblemente se produjo poco después del impacto y fue causada al atravesar su casco los desperfectos de la suspensión delantera del monoplaza. Cuya desprendida rueda delantera derecha golpeó asimismo la cabeza de la estrella brasileña.

El trágico episodio de la muerte de Senna -cuya figura trascendió la de los aspectos puramente deportivos y sobre la cuál se ha escrito absolutamente todo- fue descrito por el británico Bernie Ecclestone, el entonces mandamás de la F1, "como si se hubiese crucificado vivo a Jesucristo".

Los aficionados que peinan canas recuerdan perfectamente dónde se encontraban en el momento de su fatal accidente, que sumió en un auténtico pesar a la opinión pública internacional y dejó en estado de shock a toda la nación brasileña.

Apenas un par de meses más tarde, la Selección de Brasil de futbol, pudo dedicarle -después de batir, en los penaltis de la final del Mundial de Estados Unidos, a la de Italia- el que en ese momento era su cuarto título intercontinental. Desplegando, en el mismo terreno de juego del estadio Rose Bowl de Pasadena (California), una pancarta que rezaba el lema "Senna... aceleramos juntos; el tetra es nuestro".

Los restos mortales del mito brasileño descansan en el paulista cementerio de Morumbi.

El circuito de Imola, en el que será recordado este miércoles, albergará, el próximo 19 de mayo, el Gran Premio de la Emilia-Romagna, la sexta prueba del Mundial de F1. Un certamen que se reanuda este fin de semana en Miami (EU), sede de la quinta prueba del año.

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