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El reto que enfrenta México de cara al Mundial 2026

Aficionados afirman que no pretenden ofender a nadie y solo es por diversión  

Se anticipa que el polémico grito resonará una vez más en el Estadio Akron cuando México se enfrente a Estados Unidos esta noche. La última vez que la Selección de Estados Unidos chocó contra México, fue en la final de la Liga de Naciones en Arlington, en marzo; esa vez, el árbitro tuvo que detener dos veces el encuentro por los gritos homofóbicos de los aficionados mexicanos.

En Guadalajara, una ciudad de gran tradición futbolera que tiene a dos equipos en la primera división y a otros dos más en la segunda, muchos aficionados le dijeron a The Associated Press que el canto no afecta a nadie y solo se hace para divertirse.

"El futbol sigue siendo una fiesta y el grito es por diversión. La gente que lo grita no quiere ofender al rival", dijo Luis Gallardo, un aficionado de 38 años que caminaba en el centro de Guadalajara con la camiseta negra del equipo azteca. "Ha pasado por muchos años y no creo que vaya a cambiar".

A pesar de los esfuerzos de la FIFA y las campañas de concientización por parte de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) el cántico persiste especialmente entre estas dos naciones rivales.

El insulto, que se utiliza cuando el portero realiza un despeje, ha sido una fuente de vergüenza para la FMF en torneos internacionales. La organización ha enfrentado sanciones severas por parte de la FIFA, incluyendo una multa de aproximadamente 114 mil dólares por incidentes ocurridos en el Mundial de Qatar. Aunque México ha apelado estas sanciones, la presión sobre la FMF para abordar el problema continúa aumentando.

Históricamente, la FMF ha argumentado que el grito no se dirige a la comunidad LGBTQ, aduciendo que tiene diversas connotaciones en la cultura mexicana. Sin embargo, esta postura ha evolucionado en años recientes, y se han implementado diversas iniciativas para eliminarlo, como campañas de concientización en los estadios y mensajes de jugadores pidiendo su erradicación.

En 2022, la FMF amenazó con sanciones de hasta cinco años para los aficionados que lo gritaran en partidos de la Liga MX. “Sí es discriminatorio y lo debemos evitar”, comentó el entonces presidente del organismo, Yon de Luisa, antes de renunciar tras el mal desempeño de México en Qatar.

El origen del grito se remonta a un partido preolímpico entre México y Estados Unidos en Guadalajara, y desde entonces ha ganado popularidad entre los aficionados, especialmente del Atlas, aunque se ha expandido a otros clubes.

Mientras algunos aficionados, como Francisco Acuña, sostienen que el grito es una expresión de emoción y no debe tomarse en serio, otros, como Andoni Bello, activista LGBTQ, argumentan que es una expresión claramente homofóbica que degrada a las personas. Bello espera que México pueda erradicar esta expresión para el Mundial de 2026, cuando el mundo estará observando.

Con 13 partidos programados en México para el próximo Mundial, incluidos cuatro en Guadalajara, Bello sugiere que los organizadores deberían involucrar a la comunidad LGBTQ en la búsqueda de soluciones. “No se trata solo de tomar una foto y declarar que están en contra de la homofobia en los estadios”, señala. “Hay una oportunidad real de educar a los aficionados mexicanos. En la Copa del Mundo de 1986, nos hicimos famosos por crear la ola; queremos exportar una celebración positiva y familiar. Ser reconocidos por la homofobia sería realmente triste”.

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AF

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