Chivas y la costumbre de fracasar
Alberto Guerra contradice a Fernando Gago al reconocer las fallas que ha tenido el Guadalajara en últimas fechas, al tiempo que analiza el paso del equipo de sus amores
Durante décadas, la camiseta rojiblanca en el futbol mexicano se convirtió en un sinónimo de triunfo gracias a las huestes del llamado “Campeonísimo”, época en la que el Club Deportivo Guadalajara acumuló ocho títulos profesionales en un periodo de 13 años. Esta proeza deportiva, aún no vista en nuestro país, bastó para darle gloria y honor a las Chivas.
Después de esa prolífica etapa, los rendimientos del Rebaño se vinieron abajo y los otros cuatro campeonatos han llegado en un lapso de cinco décadas, con más tropiezos deportivos que alegrías para la afición.
Alberto Guerra fue parte del éxito de ese equipo, tanto de jugador como de entrenador. Él sabe lo que significa dirigir a 11 mexicanos y controlar la presión alrededor del equipo más mediático de México. El veterano estratega repasa el actual momento: la dolorosa eliminación en LeaguesCup, la reciente costumbre de recurrir a mexico-americanos y la nostalgia de la época en la que consiguió el noveno título de Liga.
—¿De dónde viene el declive del Guadalajara?
—Entiendo que el equipo ha pasado por diferentes etapas. Desde un “ya merito” y luego al convertirse en el famoso “Campeonísimo”. Ahí generó una costumbre y el hábito de frecuentar el éxito. Como este se vio espaciado, la gente empezó a sentirse incómoda. Pero no ha perdido la identidad, a pesar de haber hecho unos “truquitos”, siguen defendiendo la naturaleza del club de jugar con puros mexicanos. Pero aparentemente le cuesta mucho al dueño respetar la tradición.
—¿Hay un momento exacto en el que se perdió el protagonismo?
—Después de HansWesterhof, donde se le dio más atención en las Fuerzas Básicas. Este equipo depende de las Fuerzas Básicas, no está exento de refuerzos que le dan un plus, pero lo que lo ha nutrido en todos los años ha sido la cantera.
—¿Un equipo que depende de las Fuerzas Básicas puede aspirar seriamente a un título?
—Si siempre consiguió disputar los títulos, lo puede hacer. Pasa que a veces no se le ha dado la atención debida para promover al elemento confiable. Otra cosa, Guadalajara no puede discutir que no tenga espacios porque lo ocupan los extranjeros, así que yo creo que el problema es la atención que se le ha prestado a las fuerzas básicas.
—¿Los altos salarios han afectado a los jóvenes que apenas despuntan?
—Lo desubican, sí es cierto. Los jóvenes necesitan un tutor y puede ser uno que esté fuera de la cancha o bien, dentro de la cancha. Voy a dar una referencia, hubo un jugador que estuvo 18 años con el América y fue nutriéndose con los entrenadores que tuvo, es Alfredo Tena. Sabía mucho, que luego se convirtió en un jugador muy completo. Empezó marcando y luego comenzó haciendo zona; sabía agregarse al ataque, luego a analizar tácticamente cuáles eran las debilidades y fortalezas del equipo. Un día conversé con él, siendo rivales por nuestros orígenes, y le comenté que fuera mi auxiliar en Tecos. Al final fue un gran colaborador porque sabía cuáles eran los novatos que necesitaban apretar, hasta los insultaba o incluso daba un halago muy a su manera. Yo creo que se nutrió de una empresa donde no soportan el fracaso, y Guadalajara se acostumbró a soportar los fracasos aunque le cueste.
—¿Este es el peor momento para ser aficionado a las Chivas?
—El seguidor puede exigir y siempre va a estar ahí. Y el seguidor de Chivas se ha vuelto crítico, pero sin bases. Por ejemplo, quieren refuerzos pero no se dan cuenta que ahí están. Están en la cantera. Está ahorita Cade Cowell y lo están potenciando, pero Yael Padilla ahí está y sólo le falta un tutor. Es una base para el muchacho y funciona con esto, porque son un soporte.
SITUACIÓN EN EL VESTIDOR
Una plantilla sin líderes
—¿Este plantel carece de referentes?
—Yo creo que dentro de las políticas del equipo, hace falta alguien que duerma dentro de la institución. Que esté al pendiente de las Básicas, de los procesos y ensayos más actualizados para que estos jóvenes tengan las herramientas, y cuando los requieran sean confiables.
—Usted como técnico de Chivas, ¿tenía líderes en el vestidor?
—Yo fui un afortunado. En todos los equipos existe cierta tendencia a juntarse y siempre hay grupitos, algunos que son muy saludables. Unos le echan la mano al técnico y hasta cierto punto, hacían el trabajo dentro del campo. Siempre hay referentes y no tienen que ser jugadores maduros, ha habido jugadores jóvenes con buenas condiciones y que parece que han jugado toda la vida, pero en Guadalajara tienen que cumplir con el proceso de maduración.
—Se dice que el vestidor del equipo es un tema muy complicado, ¿por qué?
—No sé si dirigir puros mexicanos sea muy complicado. Yo estuve en Chivas desde las infantiles hasta que debuté en Primera, y en el Club siempre explotaban la xenofobia por naturaleza. Cuando me fui a Monterrey, en mi etapa tuve 11 compañeros de diferentes nacionalidades y te pongo un ejemplo, uno de mis mejores amigos hasta el día de hoy es un compañero brasileño que tuve. Cuando conviví con sudamericanos, dije “todo es igual”.
—Estas Chivas con jugadores de doble nacionalidad, ¿rompen con la tradición?
—A veces hay que utilizar la trampita, pero será porque no se han puesto a ver que a lo mejor había alguien ahí y que hubiera tenido las mismas oportunidades de Cade Cowell.
—¿Y portar la camiseta también pesa?
—Yo creo que hay quienes la sienten y hay quienes la saben soportar. Javier Aguirre estuvo en Chivas y aguantó el vestidor, porque él era chilango y venía del América y se impuso y fue aceptado.
—Cuando la gente en la calle le pregunta sobre la situación del equipo, ¿Usted qué responde?
—Podría irme por la tangente y decirles que son procesos, pero Chivas no puede vivir de procesos aunque existan. Hay jugadores que necesitan un proceso y en eso tiene que jugar muchos partidos o necesitan un referente y ahorita hay escasez de liderazgo.
—¿Le duele ver así al equipo?
—Me da coraje. Veo que no resuelven bien, que toman decisiones equivocadas, que actúan de manera poco profesional. A lo mejor siempre sucedió, pero no había celulares ni acceso a tanto lugar porque tienen el poder económico que antes no teníamos.