Bienvenido, campeón
El ambiente en el juego inaugural en el Estadio Charros de Jalisco fue inmejorable
El juego de anoche en el parque de pelota de Zapopan trajo consigo un gran recuerdo de principios de año, pues con Charros en el diamante y los Yaquis de Obregón como rivales, la memoria obligada fue aquella noche del 28 de enero en donde la tropa jalisciense logró su primer campeonato en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP).
Pasaron 257 días para volver a cantar playball en el inmueble blanquiazul, sin embargo el ambiente hizo posible que cualquiera se imaginara a Sergio Romo festejando en el montículo por traer el out con el que llegó el ansiado campeonato.
Es bien sabido que Jalisco no es la plaza más beisbolera del país, pero muy a su manera han vuelto suyo el llamado “rey de los deportes”, pues las gradas del Estadio Charros, mismas que lucieron pletóricas la noche de ayer, demostraron que viven a plenitud su pasión y sus rivalidades.
Muestra de lo anterior se dio durante la ceremonia de inauguración, misma en la que desfilaron por el estadio las banderas de cada una de las 10 franquicias de la Liga Mexicana del Pacífico.
Durante este desfile, el sonido local del estadio pidió un aplauso para cada equipo y la afición colaboró reconociendo a casi todos sus rivales, pero hizo una excepción con uno de ellos: los Tomateros de Culiacán, novena que desde el regreso de los Charros se ha posicionado como el máximo rival deportivo de los blanquiazules.
Después del desplante a los guindas todo volvió a ser fiesta, desde el momento más informal hasta el más solemne, desde la pirotecnia y los bailes del “Monkey” hasta el Himno Nacional y el despliegue de los militares en el jardín central.
Fue una noche especial para la ciudad, para la afición y para el Estado en general, pues luego de cinco temporadas completas, cinco años de historia moderna y una larga espera para llegar hasta este momento, esta fue la primera ocasión en que los Charros comenzaron un juego oficial con la etiqueta de “campeón defensor”.