El ataque a “Los Girasoles” de Vincent van Gogh
Los hechos ocurridos ayer en la National Gallery de Londres coronan una larga lista de obras vandalizadas
El ataque de ayer de dos activistas de la organización JustStopOil contra el cuadro “Los Girasoles” de Vincent van Gogh, en la NationalGallery de Londres, al cual le arrojaron sopa a manera de protesta por el cambio climático, es el segundo en una semana contra una obra de especial relevancia, y uno más en la larga lista de agresiones sufridas a obras de arte emblemáticas. Cabe señalar que la obra no sufrió daños considerables.
El pasado 9 de octubre dos personas pegaron su mano al cuadro de Pablo Picasso “Masacre en Corea”, expuesto de forma temporal en una muestra sobre el pintor español en la Galería Nacional de Victoria, en Melbourne (Australia), para hacer una llamada de atención sobre la crisis climática.
La policía logró quitar el pegamento que unía las manos de los manifestantes a una cubierta que protegía el cuadro, y arrestó a los dos activistas. También este 2022, el 25 de mayo, fue atacado el cuadro de “La Gioconda”, una de las principales piezas del Museo del Louvre de París, al que un visitante lanzó un pastel. La obra no sufrió daños y el atacante fue reducido por la seguridad del museo francés. También buscaba mandar un mensaje para “salvar” al planeta.
Otras obras dañadas
Las piezas antes señaladas no han sido las únicas en ser vandalizadas, existe una lista de obras que han sufrido ataques intencionados, entre ellas están las siguientes:
—“La ronda de noche” (Rembrandt). Esta obra maestra que el pintor neerlandés creó en el siglo XVII también ha recibido varios ataques. En 1911 fue acuchillada por primera vez, pero el corte fue poco profundo y sólo rasgó el barniz. Mucho más grave fue el tajo que se le dio al lienzo al ser trasladado desde su ubicación original, en Amsterdam, al Ayuntamiento en la plaza Dam: como no encajaba en la pared del consistorio le recortaron parte del lateral izquierdo y superior, lo que supuso la pérdida de tres personajes que estaban en el original, cuya copia se conserva en la National Gallery de Londres.
—“Venus del Espejo” (Velázquez). Esta obra sufrió en 1914 un ataque en la National Gallery de Londres por parte de la sufragista Mary Richardson, que le asestó siete cuchilladas. Richardson fue condenada a seis meses de prisión.
—“Guernica” (Picasso). En 1974 un comerciante de arte escribió con pintura roja sobre la obra expuesta entonces en el MoMA de Nueva York, las palabras “Kill Lies All”. Se limpió la pintura y el cuadro no sufrió daño.
—“Danae” (Rembrandt). En 1985, en el Museo Hermitage de San Petersburgo, el lituano Bronius Maiguis roció la obra con ácido sulfúrico y le dio varias cuchilladas. El cuadro, tras doce años de restauración, volvió al museo en 1997 protegido por un cristal blindado.
—“La Bahía” (Helen Frankenthaler). En marzo de 2006 un niño de 12 años que participaba en una visita escolar le pegó un chicle al cuadro de la pintora expresionista abstracta expuesto en el Instituto de las Artes de Detroit. La goma de mascar dejó una pequeña mancha pero la pintura pudo ser restaurada.
Además de los cuadros, otras obras de arte han sufrido agresiones, entre ellas icónicas esculturas como “La Piedad” de Miguel Ángel, ubicada en la Basílica de San Pedro, la cual en 1972 perdió un brazo, un ojo y parte de la nariz tras un ataque a martillazos.
“La Sirenita” de Edvard Eriksen, en Copenhague, perdió su brazo en 1984 y fue decapitada dos veces: en 1964 y 1998. Además, fue arrancada de su base con explosivos, en 2003, y atacada con pintura en varias ocasiones.
También fue agredida a martillazos, en el Centro Pompidou en París, en 2006, la “Fontaine” (“Fuente”), de Marcel Duchamp, un urinario de porcelana que resultó ligeramente descascarillado.
Con información de EFE
Voz del experto
Laura Ayala, Maestra en arte moderno y contemporáneo.
Buscan el impacto mediático
Ante los hechos ocurridos ayer al cuadro “Los Girasoles” este medio le preguntó a Laura Ayala, Maestra en arte moderno y contemporáneo, si el activismo justifica atacar una obra, a lo que señaló: “En mi opinión, lo que mueve a los activistas, espero que sea legítimo. Si asumimos que su lucha es genuina, me parece que esto nos indica cómo el arte ha empezado a tener un papel preponderante en los ojos del mundo y que lo que buscan es asociar sus luchas a artistas de peso mundial (por eso escogieron, en los casos recientes, a Picasso y Van Gogh), como forma de asegurar impacto mediático, porque quizá sus antiguos canales de difusión no son igualmente efectivos ni se vuelven virales. Hasta este momento, lo que vemos es que sí han conseguido una enorme difusión. Ahora, que la conducta de las grandes corporaciones -en buena parte responsables por las demandas que hacen- vayan a cambiar a partir de que hagan estos performances en los museos, eso está por verse”.
A lo anterior agrega que además de crear un primer impacto mediático, “están propiciando una conversación en torno a los temas que buscan que la gente retome, que nos lleguen como mensaje. El arte siempre es político, aunque parezca que ‘Los Girasoles’ son sólo para su contemplación, pero ahí justo las activistas reclamaban que si estábamos más preocupados por la conservación de una pintura en lugar de ver si las familias tenían recursos para calentar una lata de sopa. Así, vemos que se habla de pobreza, de distribución inequitativa de recursos y alimentos; y pues, por suerte, las obras tienen mecanismos de protección (imperceptibles)”.
Recalca que el acto cometido ayer busca generar atención para provocar reacciones mediáticas “y virales y con ello generar la discusión sobre qué tan efectivo será. A mí me parece interesante (por mi trabajo) el modo en que las piezas de grandes artistas están sirviendo de vehículo para activistas, de modo que puedan llevar su mensaje a donde persiguen”.
CT