Cultura

Un análisis al sexenio fallido en seguridad

El especialista Tony Payán presenta el libro “La guerra improvisada. Los años de Calderón y sus consecuencias”, donde los involucrados hacen un examen de ese Gobierno

El nombre de Felipe Calderón aún resuena con fuerza a más de 8 años de haber dejado la presidencia. Su guerra contra el narcotráfico dejó secuelas que aún hoy se enfrentan y cuya estela permea en la actual administración federal. 

Tony Payan, director del centro Estados Unidos-México del Instituto Baker de la Universidad de Rice, y Guadalupe Correa-Cabrera, profesora asociada del Departamento de Asuntos Públicos y Estudios de Seguridad, Universidad de Texas en Rio Grande Valley, desmenuzan las acciones de seguridad en esos años en el libro “La guerra improvisada. Los años de Calderón y sus consecuencias”. 

Con una batería de entrevistas a los involucrados directamente en el gabinete y la toma de decisiones, los autores hilan la historia para entender el presente. En entrevista, Payán menciona que el de Calderón “es un sexenio que marca un parteaguas importante en la historia de México.

Hay un salto cualitativo en el uso de los militares que tiene que ver con el despliegue de las Fuerzas Armadas de las zonas rurales a las zonas urbanas: los vemos en Monterrey, en Ciudad Juárez, en Culiacán y Veracruz”. 

Menciona, además, la presencia del Gobierno de Estados Unidos en los planteamientos de seguridad para el país, algo que sólo había hecho en Colombia. “La iniciativa Mérida, que se negocia durante el periodo de la transición y se firma en marzo de 2007, es una entrada a la EU donde ellos logran imponer de manera abierta e institucionalizada una agenda contra el narco que no habían podido hacer en México”.

Calderón llega a la presidencia luego de una campaña polarizada y unos resultados electorales cerrados e impugnados. Además, durante los estertores del Gobierno de Vicente Fox el crimen se fortalecía y mostraba músculo. Con ese cóctel, es que Calderón decide emprender la militarización del territorio nacional. 

“El presidente se da cuenta de esos problemas y lo asume como propio y activa al Estado mexicano contra el crimen organizado y nos vemos rápidamente sumidos en una espiral de violencia. Hay personas que nos dijeron que el presidente Calderón llega cuestionado y con un segmento de la sociedad muy en contra de él y que asume la guerra como un medio para legitimarse. Pero hay otras versiones donde se menciona que no necesitaba legitimidad porque ya la tenía. Washington lo apoyaba, el Ejército lo reconocía, tenía a la clase empresarial y todas las impugnaciones ya se habían resuelto para el 8 de septiembre de 2006 y ya no tenía nada que demostrar. Nosotros lo que hacemos es presentar un diálogo entre los que piensan de una manera y de otra y que el lector lo determine”. 

La sombra de García Luna

Quien fuera el hombre fuerte de Felipe Calderón hoy se encuentra detenido en Estados Unidos acusado de colaborar con el narcotráfico. Su figura cayó en desgracia y es visto como el ejemplo de la corrupción del sistema de seguridad de 2006 a 2012 y es un lastre para un expresidente que quiere reconstruirse como un animal político. 

“Calderón nunca va a poder divorciar su imagen de lo que sucedió con Genaro García Luna. A él lo entrevistamos durante tres días y es un tipo inteligente y conocedor, astuto e interesante de platicar con él. Pero el crimen organizado es capaz de penetrar hasta en lo más sacrosanto del Estado mexicano y corromper a gobernadores, a altos funcionarios, a secretarios como García Luna”, menciona el especialista. 

Y sentencia que ambos nombres irán ligados pese a todo. “Estoy seguro que Calderón pensara en cómo deslindarse de la confianza y el apoyo extremo a Genaro. Así lo van a recordar los libros de historia en 100 años, ese va a ser su legado: que el arquitecto de su estrategia de seguridad está detenido en Nueva York. Los últimos seis meses de su Gobierno ya no se reunía con él, no le tomaba las llamadas, yo creo que Calderón se dio cuenta demasiado tarde del papel de García Luna”. 

López Obrador 

Para Payán, el actual Gobierno busca distanciarse del sexenio de Calderón porque el de Enrique Peña Nieto sólo continúo la estrategia previa y cambió el discurso. 

“El sexenio de Peña Nieto también decidió no dejarse sumir en esa misma dinámica y redefinen el problema ya no como de seguridad pública, ni de seguridad nacional, sino que dicen que es un problema político. Es un sexenio perdido”.

Y vuelve a remarcar que lo que sucede ahora con el tema de seguridad viene desde 2006 y no se ha podido corregir, ni estratégica ni políticamente. “El sexenio de Calderón esencial de analizar y de entenderlo bien. Fue un presidente que hace uso del Ejército. El actual mandatario López Obrador habló durante muchos años de regresarlos a las barracas, a sus cuarteles, y hoy lo que hay es un salto cualitativo por segunda vez del uso del Ejército en México y les asigna tareas que van más allá de la seguridad. Hoy ponen vacunas, al servicio de aduanas, construyendo aeropuertos… López Obrador les está dando un poder innimaginado que empieza con Calderón. Ese es un genio que no fácilmente se va a volver a meter a la lámpara”.

LA FRASE

“El sexenio de López Obrador ya está definido. Es uno donde el crimen organizado se está reconformado y está tomando nuevos territorios y cooptando nuevos grupos. Al no enfrentarlos es permitirles recuperar el poder de fuego” 

“Veamos el sexenio de Calderón como un parteaguas que define lo que va del siglo XXI en México”

LS

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