Esta es la joya maldita que inspiró el diamante Corazón del Mar en "Titanic"
El famoso collar que aparece en la película "Titanic" está inspirado en una joya maldita
"Titanic" está de regreso y los seguidores no hacen más que revivir algunos de los momentos más importantes de la icónica película que se estrenó hace un cuarto de siglo atrás.
Una de las consultas más recurrentes desde que llegó a la pantalla grande es saber si en verdad el diamante "Corazón de mar" existió o no.
La joya fue la que su prometido le regaló a bordo de la embarcación, sin embargo, fue el personaje de Leonardo DiCaprio quien la retrató junto a ella. Se trató de una de las escenas más representativas del filme, ya que allí sellaron su romance.
En la actualidad es una pieza de museo y si bien en la historia real ningún pasajero la llevaba el día del naufragio lo cierto es que tiene una historia más que particular.
El diamante azul "Corazón del Mar" del "Titanic" se encuentra en una de las bóvedas de los estudios cinematográficos por el valor sentimental que representa. Además, cada tanto suele viajar hacia algunas exposiciones, ya que pese a que fue creada exclusivamente para el filme es una joya totalmente real e inspirada en un particular personaje de la realeza.
El collar que llevó Kate Winslet fue diseñado por James Cameron y es de unos 45.52 quilates. Su creación tomó como base el diamante Hope, que se trata de una pieza única, también de color azul, de 45 quilates exactos de peso.
La figura se encuentra expuesta en el Museo Smithsoniano, donde se explica que detrás de él hubo una historia de tragedia. Al igual que en "Titanic" el collar hizo caer en desgracia a quienes los llevaron.
Había sido robado del santuario dedicado a la diosa Sita en la India. Tras el hurto se dijo que cayó en maldición. Quien lo portó a lo largo de la historia fue víctima de penurias, así como le pasó a Kate Winslet en la cinta que terminó perdiendo a su amado Jack (Leonardo DiCaprio).
Cuando el "Corazón del Mar" estuvo en manos de Luis XVI y María Antonieta, ambos miembros de la realeza francesa terminaron decapitados. En 1839, Henry Hope se quedó con la pieza y por ello se lo conoce como diamante Hope.
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SL