Cultura

¿Sabías que “Guadalajara” es un nombre árabe?

Entre las cosas que tenemos en común con los árabes, está el nombre de nuestra ciudad  

He aprendido muchas cosas sobre Medio Oriente en los cuatro años que llevo viviendo en Dubái; particularmente, acerca de la cultura árabe. Entre más cosas aprendo de ella, más me doy cuenta de la influencia que el mundo árabe ha tenido en Occidente. Por ejemplo, ¿quién me hubiera dicho que el nombre oficial de la Perla Tapatía sería de origen árabe?

La influencia del árabe en el español

Como mexicanos, Medio Oriente nos parece una región muy lejana (y sí que lo es) y muy ajena a nuestras costumbres y tradiciones. ¡Y qué decir de su idioma! Figuras incomprensibles con puntitos arriba y abajo que lo ponen al mismo nivel de dificultad que el chino. Pero fue precisamente esa falta de cercanía al idioma lo que me impulsó a aprenderlo.

Y es que, no me gustaba el sentimiento de manejar y tener que leer la traducción al inglés de los nombres en árabe de las calles. O el sentimiento de conocer a algún local y no poder sostener ni una sencilla conversación en su idioma. En general, no me gustaba sentir una barrera entre la cultura de mi nueva ciudad, y yo. Quería entender a Dubái, y para hacerlo, necesitaba estudiar árabe.

Si bien sigo siendo principiante, eso ha sido suficiente para notar la influencia de esta lengua en el español. Nunca creí que usáramos tantas palabras en español que vinieran del árabe. De hecho, algunos estudiosos de nuestra lengua aseguran que alrededor del 8% de las palabras en español vienen del árabe, lo que lo convierte en la segunda lengua, después del latín, con más influencia en nuestro idioma.

Cuando supe de este porcentaje, no me sorprendió entonces que durante las clases de árabe (en las que tenía de compañera a otra mexicana), constantemente nos llamara la atención la cantidad de palabras que decía la maestra casi igual al español: azúcar, sukkar; pantalón, bantalón; camisa, kamis; guitarra, quithara; aceite, zayt; hasta, hata, y un largo etcétera.

Estas palabras que suenan casi igual son sólo algunos ejemplos, pues además encontramos muchos arabismos (entre ellos incluidos todas las palabras con el prefijo ‘Al’) que vienen de este idioma y que están clasificadas por áreas de conocimiento. Por ejemplo, hablando de oficios, albañil o alfarero. Utensilios de casa o construcción, aljíber, alberca, almohada o alfombra. En la cocina, palabras como azafrán, aceituna, alcachofa o jarabe. En el comercio, aduana, almacén o tarifa.

Pudiéramos seguir así hasta nombrar las casi 4 mil palabras de origen árabe en el español, que fueron heredadas de los árabes que ocuparon España durante la Edad Media. Y entre ellas, desde luego, Guadalajara.

El origen de la palabra “Guadalajara”

En las clases de historia del colegio, seguramente nos enseñaron a todos que el nombre de nuestra ciudad se debe al lugar de origen de Nuño de Guzmán, conquistador español de lo que hoy es Guadalajara pero antes fuera Nueva Galicia. Y así, por una u otra razón, muchos nombres de ciudades en México fueron inspirados o literalmente tomados de ciudades españolas. Ejemplos hay muchos, pero yo creo que pocos tienen sus raíces en el árabe.

Guadalajara, la ciudad natal de Nuño de Guzmán, es una localidad en España situada en el centro de la Península Ibérica, entre Madrid y Zaragoza. Fue fundada por los árabes entre el siglo VIII y IX y, por lo tanto, bautizada en la lengua de sus fundadores. Su nombre original era ‘Wad-Alhijara’, que al mezclarse con el castellano, acabó transformándose en “Guadalajara”.

‘Wad-Alhijara’ (ua-dal-giyara) es la forma fonética en la que se traducen los sonidos de la palabra escrita en árabe. Wad, viene de la palabra wadi, que significa ‘valle’. Sin embargo, también puede actuar como verbo al referirse a algo que “fluye o corre”, como el agua.

Por su parte, hijara significa piedras, y Al funciona como artículo, por lo que Alhijara significa “las piedras”. De ahí que el significado de “Guadalajara” sea, “río de piedras” o “río que corre sobre piedras”, en referencia a un río que estaba en esa zona.

Ahora, es muy curioso que la tergiversación que tuvo el nombre Wad-Alhijara a Guadalajara, resultara también en otra palabra árabe. El sonido de la última sílaba de Guadalajara (jara), significa “mierda” en árabe, una de las palabras prohibidas del Islam. Y no es raro que algunos árabes se rían cuando les decimos el nombre de nuestra ciudad. Tanto a mi esposo como a mí nos ha pasado ver esta reacción. Pero luego les explicamos el origen del nombre y se quedan asombrados.

Y es que, nunca se esperarían que hubiera una relación entre su idioma y una ciudad en México. Pero esa es precisamente la belleza de los idiomas: la oportunidad que nos dan de descubrir cosas que no nos habríamos imaginado.

*Gaby Solís es blogger y asesora de viajes en Dubái

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